Dicen
los creyentes que todo esta escrito. Dicen que el destino de cada uno de
nosotros se dibujo en misteriosos papeles allá en el inicio de la creación, que
toda nuestra vida no es mas que un guión diseñado minuto a minuto, y que
siempre estaremos obligados a seguir.
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Nuestra vida... ¿Un libro en blanco? |
En
el momento del nacimiento, o según algunos, ya en el momento de la misma
concepción, se abre el libro de nuestra vida, y poco a poco, con la
parsimoniosa paciencia de la que deben disponer esos seres eternos que se dicen
dioses, se va leyendo, se van desgranando los detalles, pagina por pagina,
capitulo por capitulo, de nuestra efímera existencia.
Poco
espacio para el tan llevado y traído libre albedrío, responsable dicen de los
desmanes cometidos en nombre de los dioses y los demonios. Parece ser que los
textos divinos del guión de nuestra vida son de obligado cumplimiento.
De
ahí el éxito de brujos y adivinadores, que en conexión astral penetran en
la biblioteca donde se guardan los guiones y son capaces de leer entre líneas
en los libros mágicos y así avanzarnos cosas de nuestro futuro y acertar,
aunque las mas de las veces no les funcione la facultad de leer los capítulos
anteriores, sobre actos y circunstancias de nuestra vida pasada.
En
realidad, el libro se va escribiendo en tiempo real, y los "dioses"
que van poniendo negro sobre blanco nuestra historia son mas terrenales de lo
que nos pueda parecer.
Son
nuestros políticos los que diseñan nuestro futuro, los que marcan las
diferencias entre nosotros, los que ayudan a esa pérfida clasificación que nos
marca para toda nuestra vida.
Nacemos,
frutos del amor, o de la casualidad, que de todo hay en estas viñas, y en el
prólogo ya se han encargado de ponernos nombre, junto con nuestros apellidos, y
ya se empieza a dibujar nuestra línea de vida en función de nuestra clase
social, raza, color, sexo y tendencia sexual, nivel de inteligencia, fortuna de
nuestros padres, lugar de nacimiento y otros muchos parámetros que se van
encadenando hasta formar nuestro perfil como ser humano, donde se va
predefiniendo nuestro futuro y donde nos van clasificando según una aleatoria
ordenación definida por ya sabemos quien.
Se
nos clasifica en lo físico, en lo religioso, en los social y en lo laboral,
definiéndonos como calvos o melenudos, altos o bajos, gordos o delgados,
listos o tontos, guapos o feos, útiles para una cosa o para otra, cristiano o
judio e incluso como ateo, y así, en un sinfín de categorías que terminan
definiéndonos de forma exhaustiva.
Los
primeros meses de nuestra vida, los que hemos tenido la suerte de nacer en lo
que se viene llamando primer mundo, son
una especie de "temporada de engorde" destinada a hacer que nuestro
organismo aprenda a defenderse de las agresiones de nuestro entorno, a que
soportemos con relativa facilidad las primeras enfermedades, y a que superemos
la traumática experiencia de haber nacido.
En otros mundos distintos del primero, este es el primer capítulo y en una gran mayoría de casos también es el último...
Después,
unos años dedicados a formarnos, a educarnos, a prepararnos para un mercado
laboral agresivo e injusto, y al que no todos podrán llegar.
Más
tarde, si no eres de los clasificados como inútiles para trabajar, o sea de los desclasificados, puede que
encuentres trabajo (habría que consultar al mejor de los brujos para que fuera
capaz de adivinar esto), y... Hasta la jubilación, que sospechosamente se
acerca cada día más a la fecha marcada en el libro como la del fin de nuestros días.
Es
un sinsentido, que el guión esté tan mal escrito, que después de toda una vida
de esfuerzos, que después de la carrera de obstáculos que significa el mero
hecho de haber nacido, el futuro solo nos depare el final de la vida, sin una
pausa que nos aporte un poco de eso que llaman disfrutar de la vida, de felicidad y descanso.
¿Donde,
en qué capitulo de nuestra vida, en qué página del guión esta escrito cuando
podemos vivir de verdad haciendo uso del derecho al libre albedrío que se nos
supone, cuando toca disfrutar un poco del poco tiempo de que disponemos en
nuestra terrenal vida?
Hay
que reconocer que hay guionistas buenos y malos y en algunos guiones, van
sobrados de esos momentos.
La
"suerte" nos ha colocado en un momento histórico donde los guionistas
son los mas pésimos que se han conocido, que se dejan manipular por intereses
ajenos al verdadero transcurrir de la vida y que han vendido sus plumas al
poderoso caballero que se llama dinero (le he retirado el Don a conciencia,
pues creo que no merece tan alto tratamiento).
Dicen
que el poder corrompe... pero no, son los corruptos los que nos hacen ver que
esto es así, pero ya eran corruptos antes de llegar al poder...
Los
que nacen en familias más que acomodadas, los que en su época estudiantil
disfrutaron de caros colegios y universidades privadas, los que tuvieron la
suerte de nacer de unos padres bien situados social y políticamente, los hijos
de los ricos y de los políticos de turno, que casualmente son tan validos como
sus propios padres y encuentran, cosas del guión, puestos de consejeros en
ayuntamientos y diputaciones, de asesores sin asesorar en las grandes empresas
privadas.
Son
los que llevan en sus células el gen de la corrupción, del robo, del
aprovechamiento ilícito de los recursos de todos, los especuladores, los
traficantes de influencias, los que encuentran siempre financiación en los
bancos, como nuestro bien nacido (se ve que dio sus primeros pasos con el pie “derecho”)
Undargarín, que a pesar de no tener con que pagar, el pobre hombre, se le
prestan cinco millones de euros para que se pueda comprar una casita digna de
su altura y alcurnia y la de su pobre mujer, princesa tonta donde las haya, que
por no saber, no sabia ni lo que firmaba.
Son los que nacen, no se sabe bien por
que causa o razón con un color de sangre sospechosamente azul, del mismo color
de aquellas camisas cuyos portadores cantaban de “cara al sol”, los hijos de
esos grandes empresarios que han sabido aprovechar la enorme fuerza productiva
de sistemas que permiten el esclavismo, dentro y fuera de nuestro país, los que
limosnean nuestra sociedad con veinte millones de euros mientras esconden del
fisco inmensas fortunas, los de los que no pagan impuestos y esconden sus
beneficios de la hacienda publica, los de los sinvergüenzas que pululan por
nuestra sociedad, esos, esos si tienen vida y momentos de disfrute.
Los
guionistas de sus vidas si han sabido buscar los escenarios adecuados para su
desarrollo. Grandes localizadores…
A
esos no los desahucian los bancos, ni los juzgan los jueces más que como si de un
teatrillo de guiñoles e tratara, para calmar a la enfadada sociedad, no los
penan, no van a las cárceles, no les falta la comida en buenas mesas ni sus
vacaciones de lujo costeadas con el dinero del pueblo o robado al pueblo.
Playas
soleadas, paseos en carísimos yates, actos sociales que esconden tras la escusa
de fiestas benéficas y caritativas y "populares" mesas petitorias el lujo y el derroche.
Estos
si hacen un uso exhaustivo de su libre albedrío, sabiéndose inmunes a leyes y
otras tonterías que solo son validas para el común de los mortales y no para
los de su clase.
Suerte
de haber sido clasificados en ese favorecido grupo. ¿O es el destino?
Pronto,
en la política de recortes de nuestro sufrido gobierno (digo lo de sufrido, por
que lo sufrimos, no por que ellos estén sufriendo al hacer lo que hacen, que en
fondo hacen lo que hacen por que así se sienten bien) tocarán las pensiones de
los jubilados, subirán la edad efectiva de jubilación para aproximarla lo mas
posible al día de nuestro óbito, seguirán empobreciendo a la gente y
quitándoles sus derechos y sus medios de subsistencia, escribirán en nuestros
guiones que lo que toca es apuntarse al paro indefinido, que no me refiero a
las huelgas, sino a las oficinas del INEM, seguirán autorizando los inhumanos desahucios
y no cargaran sobre sus conciencias las muertes por desesperación que ya se
producen al endiablado ritmo de un suicidio diario, seguirán despreciando a los
clasificados como populacho y seguirán enriqueciéndose, ellos y sus amiguetes,
a costa de los que no hemos tenido suerte en la clasificación previa.
Estos
deberían aprender a dejar nuestros guiones en blanco, a dejar hueco para la
improvisación de cada uno de nosotros, a no marcar de forma indeleble nuestro
futuro y dejarnos hacer uso de eso, de eso que llaman libre albedrío.
Las
páginas de nuestra vida están ya llenas de manchurrones de tinta negra de estos
malos escribanos.
Mucho papel secante y una
buena goma de borrar es lo que nos hacia falta...
Jose
Ramiro, bloguero
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