Parece
que fue ayer, cuando a la puerta de la casa familiar de mis padres llego, de
mano de dos fornidos portadores, una gran caja de cartón que mi padre recibió
con inusitada alegría.
Hace
muchos años de esto, y el mágico contenido de aquella caja era otra caja, prácticamente
cúbica, en este caso de madera barnizada. En una de sus caras, rompiendo el casi perfecto prisma rectangular,
asomaba panzudamente un trozo de cristal oscuro, y a modo de rabo, llevaba en
la cara trasera un cable eléctrico enrollado.
Era
un televisor, de los primeros que se veían por mi barrio, y su llegada supuso
todo un acontecimiento para la
vecindad. En los días anteriores, unos "técnicos" habían
instalado una descomunal antena, que lucia erecta sobre mi casa, rompiendo el
skyline de la zona.
Si,
parece que fue ayer...
Entonces,
solo emitía la primera, que no se por que se llamaba "la primera", ya
que debería haberse llamado "la única", pues no había otra y no la
hubo hasta que llego la segunda bastante tiempo después.
Emitía
solo durante unas horas, aunque mi padre, orgulloso de su compra, encendía el
aparato de vez en cuando, esperando que no saliera el pitido de fondo que se emitía
junto con la "carta de ajuste" formato de cartón expuesto a la cámara
para poder proceder al ajuste de la siempre mala señal que llegaba al receptor.
El
mundo que se veía a través de aquella caja era en blanco y negro, sin más
matices, y nos llegaba siempre envuelto en "nieve", técnicamente
conocida como ruido blanco.
Para
evitar en lo posible la mala imagen recibida, en las tiendas de
electrodomésticos, aconsejaban poner delante de la pantalla un papel de celofán
azul, que por alguna mágica razón, nos hacia la ilusión de evitar la lluvia de
puntitos blancos que inundaba todo lo que allí se mostraba.
Mas
tarde, cuando "la tele" empezó a verse en muchas casas, algún
comerciante avispado, lo que hoy llamaríamos un emprendedor, puso de moda, y
recuerdo que con gran éxito, la ilusión de la televisión en color, cosa que conseguía
cambiando el celofán azul por otro, en este caso degradado de azul a marrón,
que colocado delante del la pantalla teñía los cielos, siempre en la parte
superior, de azul, y el suelo, siempre en la parte inferior, de marrón.
Siempre
envidie el alarde de imaginación de aquel inventor...
Si,
eran otros tiempos y la técnica, el mundo, el tiempo, se fue encargando de
demostrarnos que las cosas evolucionan que es una barbaridad.
Pronto,
en términos relativos, llego la televisión en color, y después, muchas
desconexiones regionales, y después las cadenas autonómicas, y después la TDT,
y después..
El
alarde tecnológico sufrido por nuestro presente, corrió desmesuradamente en
nuestro pasado.
Al
tiempo que todo esto ocurría, y casi a la misma velocidad, el ser humano, y su
mundo, también fue evolucionando.
Llegamos
a la luna, colocamos satélites en orbitas geoestacionarias para difundir
señales de todo el mundo a todo el mundo, nació y se popularizó Internet y mas
tarde las redes sociales, los países se fueron modernizando y cambiando a
formulas más o menos democráticas, cayo el muro de Berlín y se derrumbo el
imperio ruso, muchos países que permanecían colonizados consiguieron su
independencia y en definitiva vivimos casi una edad de oro en la consecución de
libertades y derechos, y no solo en nuestro país, sino en casi todo el mundo.
Y
es que es cierto, las cosas y la vida evolucionan que es una barbaridad...
Hoy,
la teoría de la dualidad onda partícula que justifica nuestra existencia, nos
muestra su cara mas amarga, y las cosas, y la vida, como las ondas que parece
que las conforman, que tras alcanzar una cima, empiezan a caer en un seno, inician
una involución.
Las
cosas, la vida, los países y sus dirigentes involucionan que es una
barbaridad.
En
Egipto, los hermanos musulmanes, aupados en el poder, quieren imponer la Sharia,
esa suprema ley islámica que castiga al ladrón cortándole las manos para que no
vuelva a robar, o que en castigo a una violación, permite a un familiar de la
victima violar a "una" familiar del violador.
ladronzuelo castigado aplastándole el brazo... |
Retornan
a un pasado de derechos para los hombre en perjuicio de los de sus mujeres,
rompen y acotan las libertades del pueblo, con salvajismo, penando al reo con
amputaciones, latigazos o muerte, castigan el adulterio con lapidaciones y a
las mujeres violadas las hacen culpables del delito de su violador, y dios, su dios,
sabrá cuantas aberraciones mas.
Desgraciadamente,
esto no es una exclusiva de Egipto, país turístico, que seguramente se quedara
ahora solo como país puramente arqueológico, y otros muchos países,
incluso de nuestro entorno más cercano pasa por procesos de involución
parecidos, aun no elevando el dramatismo de las penas a la crueldad de las
amputaciones.
En
España, ejemplo mas que cercano, acabamos de reponer la cadena perpetua, pena
desterrada hace años, aunque ahora la llaman pena de prisión permanente y
revisable, un eufemismo que no lastra su injusticia, en Rusia encarcelan a los
que protestan contra su presidente, en todo el mundo las mafias del juego, la
droga y la delincuencia se alzan a puestos de poder, Israel impide la llegada
de ayuda humanitaria a la franja de Gaza, donde son los verdaderos responsables
de la muerte y el hambre de sus residentes, en Pakistán tirotean a una niña de
pocos años por defender la educación para todas las niñas, de nuevo en España,
nos vemos defendiendo en las calles derechos que muchos creían eternos y que el
gobierno esta haciendo desaparecer, se convierte en delito la protesta y se
recorta el derecho de reunión, se persigue al que osa capturar la imagen de un policía
mientras descarga su ira a golpes de porra contra los manifestantes, se utilizan
las cadenas televisivas para someter la voluntad del pueblo y vuelve a asomar
peligrosamente en nuestro futuro una sociedad clasista, donde no pondrán velos
a las mujeres, pero intentaran retornarlas a donde siempre quisieron tenerlas,
en sus casas, dedicadas a "sus labores", retornamos a un tiempo de guerra
fría, aunque ahora los protagonistas no son rusos y americanos, sino occidente
contra oriente, los que tienen el petróleo y los que lo quieren, el submundo y
el mundo del derroche…
Si,
el mundo involuciona que es una barbaridad...
Jose
Ramiro, bloguero
Buen relato y bien explicado y razonado.
ResponderEliminarTienes toda la razón, el mundo evoluciona que es una barbaridad, pero ese mismo mundo está controlado por unos seres inhumanos, que encima son muy pocos y por ello la humanidad sigue pasando hambre y calamidades. Somos una especie un poco rara.
Pero también hay "buena gente". Merece todavía, vivir la vida y por supuesto honestamente.
Un abrazo
Ramiro (pues ya me considero tu amigo)