Comenta la muy afamada
Paloma Cervilla en su blog del 5 de diciembre en el ABC sobre la honestidad de
las langostas, en un texto algo agrio, que UGT es una organización corrupta.
No me cabe duda que la línea
editorial del medio en el que se desenvuelve hace tiempo que esta algo
"descentrada", escorada a estribor, pero comete un error que muchos
cometemos cuando hablamos de corrupción.
Las cosas, las entidades,
aun con personalidad jurídica, no son corruptos, lo son sus componentes
humanos, las personas que los forman y se corrompen, corrompen, consienten la
corrupción o la desarrollan dentro de esos entes.
Se me hace curioso
comprobar que en enero de este mismo año, desligaba, mi querida e inocente
Paloma, escribiendo sobre el caso Bárcenas, al corrupto de Don Luis de la
figura del partido al que pertenecía. Alegaba, que semanas después de hacerse
público el escándalo, bueno, la mitad del escándalo, que entonces solo se conocían 22 de los más de 40 millones de euros que escondía
en cuentas suizas, no había ninguna prueba de corrupción, ni de sobresueldos,
ni de financiación ilegal del partido, con lo cual a quien habría que pedir
explicaciones era al tesorero, y nunca al ente al que pertenecía.
Mas curioso se me hace que
ahora exija al, en principio cándido, Cándido Méndez, que asuma las
responsabilidades de la corrupción dentro de UGT.
Cierto es que no es
consentible que se juegue con el dinero de todos y que es perseguible cualquier
actitud o hecho corrupto del que tengamos noticias, sean del lado que sean, que
no por estar en el lado contrario son mas o menos justificables.
Quien ha enfilado la proa
hacia un camino ilegal, engañoso, de enriquecimiento o de malgasto de los
fondos públicos debe pagar, aunque en España parezca un imposible, con la cárcel,
sin perdón. Cual capitán pirata, los jueces deben condenar al reo a los
tiburones.
En cualquier caso, estamos
hablando de dos casos sustancialmente distintos, aunque no por ello menos
punibles
En UGT, al menos hasta
donde sabemos, hablamos de malgasto, de gasto indebido del dinero publico,
ocultado en falsas facturas, de bacanales y mariscadas de unos pocos pagados
con el dinero de todos.
En el caso de Bárcenas,
hablamos de fondos negros, no del dinero oficial de las cajas de una entidad.
Si un señor, por más que sea tesorero y maneje las cuentas es capaz de desviar
mas de 40 millones de euros a Suiza y nadie, dentro de su partido lo ve, es que
el manejo de esos fondos ocultos es de tal calibre que los 40 millones no son
más que la calderilla de la caja de cualquier comercio.
El siseo, tan de moda
antes en los sirvientes de los grandes señores, era no más que la sustracción
de unos céntimos en el importe de la compra diaria, cosa tan pequeña que para
los amos era indetectable, e incluso consentido como un pequeño
"sobresueldo" para el servicio.
Si esto es la calderilla,
me pregunto cuanto había en el monedero...
La diferencia me parece
notable, aunque es verdad que yo estoy algo escorado hacia babor...
Dice Paloma que habría que
preguntar a Bárcenas por la procedencia del dinero.
Yo creo que habría que
preguntar, no al partido popular, que como entidad es, igual que las demás,
descerebrada, sino a los componentes y dirigentes del mismo, ¿donde esta el
grueso del taco de billetes del que sisaba Don Luis?, ¿en sobres marrones
pasados por debajo de la mesa?, ¿en fondos de inversión donde blanquearlo
convenientemente?, ¿bajo algún ladrillo de sus suntuosas mansiones, protegidos por
los cuerpos de seguridad del estado que todos pagamos?
Nunca confesarán, y solo a
través de indicios podremos llegar a la conclusión de que el engorde de sus
bolsillos esta provocado por la ingesta de tanto billete.
Una cosa que tiene el
dinero negro, es que no se ve, dado que siempre se mueve a la sombra. El hecho
incontestable de que no aparezca en los balances del partido no hace que sea
menos cierto que existe.
Sin duda, hay en el
partido popular gente honesta, gente que ha llegado donde esta con el
convencimiento de que la ideología que defienden es buena para el pueblo, que,
equivocadamente o no, defienden postulados democráticamente aceptables. Gente,
que como esos oficiales de marinería de las películas, saben cual es el rumbo
correcto, por más que las órdenes de sus superiores estén llevando el barco a
pique.
Igual, no tengo dudas de
la necesidad del sindicalismo y de los sindicalistas, ultima trinchera en la
defensa de los derechos de la clase obrera, de de la bondad del ente en si, por
mas que en sus filas se enrolen marineros arribistas que se escaquean de sus
labores, que se esconden cuando hay que baldear la cubierta, que roban el ron
de la bodega del barco, y que en algún momento sean capaces de amotinarse
contra las ordenes del capitán.
Marinos así, hacen
naufragar cualquier barco, aunque en la ondeante bandera del mascaron de proa
vuele una blanca gaviota sobre fondo azul
Querida paloma, no
hablamos de lo mismo... ¿O si?
Si lo que le pides a
Cándido Méndez se lo pides a Mariano Rajoy, entonces, si hablamos de lo mismo,
pero si solo es al “cándido”, si en el fondo disculpas al presidente y cargas
la culpa sobre uno más de entre los
marineros, entonces, no.
Estimada Paloma. Para
divisar bien babor y estribor, para diferenciar izquierda y derecha, hay que
subirse a la verga (palo mayor) y allí, desde el carajo (cofa del vigía),
aunque es un sitio frío (ya lo dicen los marineros, allí arriba "hace un frío
del carajo") se mantiene la equidistancia necesaria de ambos lados.
Una cosa es la
responsabilidad directa, y el delito lo paga quien lo comete, o así debería
ser.
Otra, es la
responsabilidad del mando, responsabilidad derivada de la falta de control o
del consentimiento del delito. Esa, políticamente hay que pagarla, sin
ambigüedades, el que consiente, en política, debe dimitir, y eso vale para un
sindicalista tanto como para un presidente de gobierno, y el desconocimiento
del delito, no justifica ni un ápice la irresponsabilidad de haberlo
consentido.
No debemos permitir que,
cuando el barco esta a punto de hundirse, por las malas maniobras de sus
pilotos, el gobernante de la nave, cual capitán del Costa Concordia, salte del
barco y abandone a su suerte a la tripulación.
A los tiburones…
Si no los tiramos por la
borda, tarde más o tarde menos, habrá una rebelión a bordo.
Los marineros, estamos
hartos de tantos cantos de sirena...
Jose ramiro, bloguero
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