Marrón, como de heces…
Hace muchos años, muchos, en
una conocida calle de la ciudad donde habito, paseaba yo una tarde, cámara fotográfica
analógica (que entonces lo digital sonaba a ciencia ficción) en ristre, cuando
algo me llamo la atención, un movimiento, una luz, un no se qué que merecía la
pena inmortalizar
Desenfundé aquel fantástico
aparato, me asegure de que los ajustes eran los correctos y me dispuse a
fotografiar aquello.
Tras hacer unos cuantos
negativos, volví a enfundar mi preciada réflex y decidí continuar mi paseo en
busca de nuevas imágenes que unir a mi colección particular. En aquel tiempo era
yo un coleccionista compulsivo de instantáneas de la vida.
Pues al reiniciar mi
andadura, como a traición, por la espalda, oí una voz contundente y muy alta
que me decía mientras una mano se posaba con fuerza sobre mi hombro derecho
"alto, ¿donde crees que vas?". Mientras, la otra mano del parlanchín
personaje de un fuerte tirón me descolgaba la cámara con bastantes malos modos.
Posteriormente, ya tras conseguir enfrentar la cara de aquel individuo, comprendí
que no me estaban robando.
Era una pareja de la policía
nacional, en esa oscura época en que ya no vestían de gris ni de azul, sino de
aquel desagradable color marroncillo que recordaba el color de las heces, la
que con caras risueñas, mas por burla que por la comicidad del evento, se
estaban dirigiendo a mí.
Una joya... antigualla sí, pero joya... |
Tras horas sentado en un
banquillo, cual reo común, sin que mediara explicación alguna, y mientras proseguía
el secuestro de mi cámara, y el mío propio, me piden que les acompañe a la
oficina de un oficial, que, entonces si, me explica, como dándome una regañina,
que los agentes habían observado como fotografiaba la fachada de su cuartel,
cosa estrictamente prohibida en aquel tiempo, y que ese era el motivo de la detención.
Por más que intenté explicar
que su cuartel no era en absoluto el objetivo, no conseguí hacerlos creerme.
Después, suerte tuve, acabo
mi temporal detención, y me acompañaron "amablemente" a la puerta de
aquella comisaría, dándome la espalda en cuanto cruce el umbrío umbral.
Me viene este recuerdo a la
sazón de la nueva ley de seguridad ciudadana, que tantos parecidos encuentra
con aquella de vagos y maleantes que en aquel momento estuvieron a punto de
aplicarme.
Resistencia pasiva,
prohibición de reunión y manifestación inautorizada, no captar imágenes de
policías ni difundirlas...
El retorno al pasado es
evidente.
La policía, enormemente
necesaria en la lucha contra el crimen, en cualquiera de sus variantes, es un
estamento que justifica su existencia en la protección del ciudadano, y no en
el acoso, y en la represión de las libertades del mismo.
Oigo con estupor, como desde
el gobierno catalán, se anima al cuerpo policial propio, los Mossos de Escuadra,
a convertirse en una especie de ejercito, que llegado el momento debería luchar
contra el estado español, oigo al director general de la policía decir que perseguirá
la difusión de imágenes de policías, oigo al ministro de justicia endurecer la
leyes atentando contra las libertades individuales, convirtiendo en delito lo
que no lo es, oigo al estado muy preocupado por las protestas en la calle y muy
poco por dramas como el cáncer de mama, donde acaban de proponer sacar del
sistema de financiación la utilísima herramienta diagnostica contra su lucha
que es la mamografía.
Un gobierno que solo oye los
silencios y no las voces, que negocia con un representante de la mafia del
juego y la prostitución, que está dispuesto a ajustar leyes y reformar normas
solo para favorecer al gran magnate, que le va a financiar un macroproyecto aun
a riesgo de saber, que si fracasara, los garantes seremos de nuevo los ciudadanos,
es un gobierno desleal, insoportable...
Sn embargo, si no lo
consigue, rozara la mayoría absoluta en Galicia, mejorará sus resultados en el País
Vasco, y se autoalimenta de sus propios comentarios y de los de sus afines, y
como no de la gran mayoría silenciosa que le da soporte, que grita, pero en sus
casas, que esto esta bien, que lo que hace el infame Rajoy es lo adecuado, que
cierre ya el indeseable rescate a los bancos y nos endeude, que siga con sus
recortes, que solo los hace para evitar el abuso autonómico que promovieron los
"rojos"...
Rojos, de extrema izquierda
dice Wert que son los que se manifiestan contra las reformas educativas...
Fachas, de extrema derecha
es lo que son los que así piensan…
Gentuza de derechas, fascistas,
que, no me extrañaría, que volvieran a vestir a los nacionales de marrón.
Precioso color mierda... |
Felipe González, en su
segunda legislatura, cuando perdió su mayoría absoluta y empezó a gobernar con
mayor dificultad en una de las épocas en que el futuro estado del bienestar se
estaba sembrando, en la noche electoral, asomado al balcón, en magna
celebración de su segunda victoria, dijo que había oído al pueblo, que las
manifestaciones en contra de su gobierno y la pérdida de votos le hacia
reconocer que todo no se estaba haciendo bien...
Mariano, en vez de oír la
voz del pueblo, oye la de los que se callan, y encima no pierde votos...
Digan lo que digan, no es lo
mismo...
Jose Ramiro, bloguero
Interesante reflexión, me ha gustado tu post. Estamos en tiempos difíciles, cada vez menos libertad para expresarse y con la soga al cuello que cada vez aprieta más a unos y otros ni la sienten.
ResponderEliminar