Ahora veo, ahora no veo...
La amaurosis temporal es
una enfermedad del sistema circulatorio que implica la perdida temporal de
visión en uno y rara vez en los dos ojos. Se la ha relacionado en múltiples
ocasiones con una enfermedad llamada Arteritis
de Takayasu, que consiste en la inflamación de las arterias y que puede
afectar a la carótida y sus ramificaciones, impidiendo el riego normal en la
superficie retiniana. Otras veces, la amaurosis (ceguera) se produce por el
contacto con algún producto químico que afecta a los vasos sanguíneos
periféricos del ojo, o como en el caso del Takayasu, simplemente por una
respuesta autoinmune.
Aun siendo una enfermedad
que afecta a la visión del paciente, su causa profunda hay que buscarla en el
sistema circulatorio, por lo que dicho paciente encontrara mejor diagnostico y
tratamiento en un cardiólogo que en un oftalmólogo.
Viendo lo que antecede,
los componentes de la fiscalía general del estado deberían hacerse mirar, ya
que son claramente enfermos de ceguera temporal.
A veces ven, y al rato
siguiente no ven, y viceversa...
No ve la fiscalía delito
en los miles de correos incautados a Blesa, pero si ve delito en el juez que
los requisó por revelación de secretos y se querella contra él. No ve delito en
la oscura riqueza de la mujer de Ignacio González, no ve delito en la infanta Cristina,
ni ve delitos en la inmensa cantidad de políticos corruptos que van siendo
procesados por algunos jueces, mientras si ve "comportamientos
anormales" en esos mismos jueces.
Claro, que extrapolando el
comportamiento de los fiscales al gobierno, estos también sufren de Amaurosis temporal.
Cristóbal Montoro dice que
no ve que los salarios están bajando en nuestro país, Alberto Ruiz Gallardón no
ve, ni oye el clamor popular de la calle, Fernández Díaz no ve lo que dice la
constitución sobre el derecho a la libre expresión, ni el daño que producen las
concertinas en esos aficionados al salto de obstáculos que, día tras día,
intentan entrar, cual atletas de la miseria, en nuestro país, Ana Mato no ve
los coches que guarda en su garaje, pero si ve el enorme despilfarro que se
produce en las recetas a la tercera edad, el presidente Rajoy no ve registro en
calle Génova, pero si ve un acto de
colaboración con los jueces cuando entrega solo el 10% de la documentación
reclamada, no ve la miseria de las calles,
pero si ve la luz al final del túnel, luz que dice José Manuel Soria que
no subirá, pero no ve como sus propios mecanismos de regulación permiten que
suba de forma inusitada, no ven el enriquecimiento ilícito de sus copartidarios,
mientras ven enormes delitos en la oposición, no ven las injusticias que están
llevando a cabo, pero si ven comportamientos poco ejemplares en los actos de
sus antecedieron en el gobierno, no atisban siquiera la situación de los
ciudadanos, mientras siguen viendo, y no me cabe la menor duda, sobres
rebosantes de dinero, ven a Bárcenas como un delincuente común y no ven delito
en los sobresueldos ni en el dinero negro que han manejado durante todo el
tiempo, no ven como se violentan los derechos humanos en algunos caos
(alambradas con cuchillas, por ejemplo), y se agarran a ellos en otros (aborto,
por ejemplo).
Ceguera temporal... Y me
temo que voluntaria.
Nunca se me había pasado
por la imaginación que los fiscales, parte siempre acusadora, fuesen a defender
a los que han vaciado nuestras arcas, a los verdaderos culpables de esta falsa
crisis del estado.
La crisis de la que no
terminamos de salir no es del estado, es del sistema financiero, formado por
empresas privadas que estamos salvando entre todos.
El gobierno y la fiscalía
no ven los delitos de los directores y presidentes de las entidades financieras
que se han enriquecido de forma ilícita, que tras quebrar sus bancos se ha
retirado con pensiones millonarias, ni ven estafa en las preferentes que
vendieron a pequeños ahorradores, ni ven injustos los desahucios, pero si ven
delito en los inocentes escraches a los que son sometidos, y en la protesta
ciudadana por la estafa, en las concentraciones pacificas ante el congreso y en
la libre expresión en las redes.
No ven que en invierno
miles de ciudadanos puedan pasar frío por no poder pagar el recibo de la luz,
ni el hambre que hace que los comedores sociales estén llenos de gente que no
tiene nada que llevarse a la boca, no ven que muchos de los enfermos de las
listas de espera estén desesperados, no ven al anciano que no puede pagarse su
tratamiento, no ven a la gente rebuscando entre la basura algo que llevarse a
la boca, no ven como van a crecer las clínicas ilegales donde abortar solo
supondrá riqueza para unos y peligro para otras, pero si ven la necesidad de
privatizar la gestión de hospitales entregando bienes y honorarios suculentos a
empresas privadas...
No ven nada de la realidad. Parece
que viven en otro sitio, en una realidad paralela donde las dificultades de la
sociedad no existen, donde todo es del color de sus cristales.
No es miopía, no es
ceguera. Como ya comentaba al principio, es una enfermedad del corazón. No les
funciona. Esa empatía que nos caracteriza como humanos, que a la gran mayoría
nos solidariza con los mas desfavorecidos, en sus corazones no existe. Lo deben
tener de piedra, y su ceguera no es temporal, es selectiva.
Somos transparentes,
invisibles, inexistentes para ellos, nosotros y nuestras circunstancias.
Ceguera selectiva...
La realidad solo es la que
ellos desean.
Ellos y los que votan a
ciegas, los que con su papeleta los encumbran al poder, los que en las
manifestaciones no salen a dar voces y no expresan la desazón que nos producen,
los que pacíficamente consienten el abuso de poder, los que permiten que hagan
leyes a medida, los que favorecen las actuaciones indignas que poco a poco van
reduciendo la sociedad a un pacifico corral donde amablemente esperamos que
llegue la época de buenos pastos, los que aceptan la corrupción y la injusticia
como un mal necesario, los que día tras día seguimos llenando sus arcas.
Ahora veo, ahora no veo...
Jose Ramiro, bloguero.
Describes perfectamente el método de trabajo de una dictadura de partidos, la que desgraciadamente sufrimos en España desde 1978, año en el que unos listillos aprovecharon el proceso de catetización política que había sufrido nuestra sociedad en los últimos 40 años. Tras el fatídico año del engaño, la degradación en todas las instituciones nos ha llevado a las puertas del tercer mundo, cuya línea ya estamos pisando. Y vuelvo a repetir que tu articulo lo define con toda meticulosidad y fehacientemente el resultado de una traición. Muchas gracias por hacerme disfrutar tanto con tus artículos. Cada día me sorprende más cuanta gente inteligente tiene este país y sin embargo sufrimos la opresión de una #casta corrupta desde sus raíces. Seguiremos insistiendo y seguro se asistiremos al despertar de la sociedad civil. Bueno perdona que me enrollo y no paro..... Un abrazo.
ResponderEliminarMuchísimas gracias por tus palabras Antonio.
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