Es
la frase con que culminaba la fase de su primer entrenamiento el pequeño aspirante
a karateka de aquella película de 1984 (karate kid) con la que el maestro conseguía dos
cosas a la vez. Por una parte el chaval fortalecía
su musculatura y por otra el paciente maestro conseguía que sus suelos
pareciesen recién instalados, brillantes, impolutos.
El
impaciente alumno, no acababa de comprender de que iba aquello, el lo que quería
era formarse en un arte marcial legendario para vencer en las peleas
callejeras. No aspiraba a ser un gran campeón ni nada por el estilo, sino que
terminase el abuso al que se veía sometido por otros, digamos más preparados, y
su maestro perdía el tiempo mandándole hacer tareas que aparentemente nada tenían
que ver con aquello…
Su
joven mente no le hacia suponer que encerar el suelo no era mas que una especie
de tabla de gimnasia que preparaba su cuerpo para lo que vendría después, dotándolo
de una formación física, que si bien se podía conseguir de otra forma, quizás
no tan efectiva, lo preparaba para el combate.
Y
es que no hay objetivo que no requiera de una cierta preparación, de un esfuerzo, de una formación
adecuada que garantice el éxito de aquella empresa que uno pretenda acometer,
aunque a veces nos parezca que aquello que hacemos o aprendemos no nos valdrá
para nada.
Con
seguridad, nuestros hijos e hijas, aquellos que se inclinen o se hayan
inclinado por algo que tenga que ver con las ciencias, lo habrán pasado mal en
el duro entrenamiento que les supusieron las asignaturas de letras y viceversa.
Con
el tiempo, comprenderán que aquel sufrimiento no era más que parte del equipaje
necesario para enfrentarse a la vida futura, como lo fue el desagradable
trabajo de pulimentar el suelo de la casa de su maestro para el pequeño héroe.
Las
cosas en la vida cuestan…
Conseguir
las libertades de nuestra sociedad ha
costado un sinfín de esfuerzos y muchas vidas, de aquellos que en la lucha
quedaron diseminados por los caminos, y de aquellos otros que en su defensa
vieron segada su vida por un terrorismo sin sentido.
El
robo de libertades y derechos a los que no somete este gobierno, el desparpajo
con el que se ríen de nosotros mientras viven en la mentira permanente y el
robo de los recursos públicos, nos hacen pensar que debemos reaccionar, que
debemos enfrentarnos a ellos, pero antes, hay que prepararse, que organizarse,
que formar un frente común contra el abuso que nos permita luchar con al menos
una pequeña esperanza de salir ganadores. Solo con la indignación no se gana
esta guerra que, decididamente tiene una cita para el gran enfrentamiento.
Cuando
llegue el momento de enfrentarse a las urnas, tenemos que llevar clara la supremacía
del pueblo, tenemos que tener claro que quien vota decide, y que lo que se vota
es decisorio.
Se
trata de poder pasearnos después con la cabeza alta, sabiendo que somos parte
del cambio necesario para retornar, aunque sea poco a poco al estado anterior a
las cosas, sabiendo que somos participes de la recuperación de las libertades y
los derechos que sigilosamente a veces y a veces con descaro nos han ido
arrebatando. Tenemos que aprender a sonreir ante sus miradas, mostrándoles el mismo y afectuoso desprecio que ellos nos muestra.
Nada
es eterno, y nos lo han demostrado con creces.
Un
somero repaso a los derechos fundamentales “consagrados” en la constitución nos
da una idea de quien nos gobierna y para quien gobierna.
Derecho
a la vida: se privatizan hospitales,
se niegan tratamientos, se recorta en dependencia, se cierran quirofanos y camas, se derivan enfermos a la sanidad que préviamente han privatizado…
Derecho
a la integridad física y moral: se
faculta a los policías antidisturbios para el castigo desmedido, y se les dota
de armas y medios (pistolas eléctricas, cañones sónicos, bombas de agua a presión,
porras, chalecos y cascos de ultima generación) que atentan gravemente contra
nuestra integridad física. Un buen golpe desmoraliza a cualquiera…
Derecho
a la libertad confesional, estado laico: se condecora a las vírgenes, se las hace alcaldesas a perpetuidad, se
les implora ayuda para que nos saquen del bache del paro, nuestras
representantes políticas se visten de mantilla y ellos besan las cruces con frenesí
mientras favorecen la educación segregada y los rezos mañaneros de los alumnos…
Derecho
a la seguridad jurídica y a la tutela judicial efectiva: desmantelada con la ley Gallardón que impone tasas
que impiden de hecho esa tutela y que hasta los jueces critican...
Derecho
a la vida privada, que incluye el derecho a la intimidad, el de la
inviolabilidad del domicilio el secreto de las comunicaciones y la protección
de datos en formato digital: la
nueva ley de seguridad ciudadana destruye estos derechos, permitiendo que se nos
pueda grabar en nuestra propia casa, que se puedan intervenir los correos
postal y electrónico, que se puedan pinchar teléfonos al libre albedrío del
ministro del interior o de sus lacayos sin la intervención de un juez que
garantice que esos actos son necesarios y que proteja el contenido de las
investigaciones…
Derecho
a la igualdad ante la ley: la aplicación
de doctrinas tipo Botín, Parot, etc., terminan discriminando al penado en función
de las “conveniencias” del estado, dotando de subterfugios oscuros a la aplicación
de la ley. “Fiscales defensores” y jueces plegados al poder y el dinero impiden
de hecho la
igualdad. Movimientos de presión sobre los politizados
poderes judiciales quitan y ponen jueces a conveniencia del gobernante de turno…
Derecho
a la libertad de expresión: mermada
en cuanto algún titular no gusta en los altos estamentos del estado, complicada
por la enorme politización de las televisiones públicas que terminan siendo un
instrumento de publicidad para el partido gobernante…
Derecho
a la información, con expresa prohibición de la censura y el secuestro administrativo: mientras en RTVE y en algunas cadenas de algunas autonomías
se minimizan las cifras de la crisis o se enaltecen las decisiones del gobierno
en activo, mientras, se quita de los quioscos una revista satírica que muestra
una imagen “poco honorable” de nuestros reyes no electos…
Derecho
de reunión, manifestación y asociación: con la nueva ley de protección ciudadana queda prácticamente anulado…
Derecho
a acceder a cargo publico en condiciones de igualdad: que se lo digan a los miles de asesores, consejeros
y cargos de libre designación. Un autentico disparate…
Derecho
a la educación libre y gratuita: se
cierran colegios públicos y se subvencionan los privados, no se cubren las
bajas del profesorado y en la práctica se mejora la oferta privada navegando en
contra de este punto…
Derecho
a la negociación colectiva:
destruido en base a la libertad otorgada por el gobierno a las empresas para la
negociación directa con sus empleados, lo que destruye el espíritu de este
derecho…
Derecho
y deber de trabajar: con casi cinco
millones de parados, al menos hay que poner en duda que se cumpla este derecho.
La falta de apuestas decididas para crear tejido industrial, la decidida
apuesta por mantener a este país como reserva turística donde se les pueda dar
trabajo a nuestros mejores camareros no ayudan a que desaparezca el enorme
agujero que suponen las descabelladas cifras de paro que padecemos… El sol, es
un buen aliado y nuestras playas pero no podemos pretender que esto sea el
sustento de todos… los mermados salarios y las facilidades a la hora de
despedir a los trabajadores hace que aunque queramos hacer uso de nuestro deber
a trabajar, cada vez será mas difícil que esto sea realmente un derecho…
Podría
seguir paseándome por el articulado de nuestra constitución para terminar viendo que, más
que cambiarla, que también, lo que si hay es que cumplirla.
Bastaría
con eso de momento…
Mientras
tanto, dar cera, pulir cera… preparándonos… y a vencer en las peleas
callejeras, que no nos quiten más derechos, que no lo consintamos…
Jose
Ramiro, bloguero
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