La
vida, las cosas, la naturaleza, el hombre, las naciones…
La
historia nos enseña que por más que nos emperremos en destruir el futuro, el
implacable paso del tiempo pone cada cosa en su lugar.
Es
el equilibrio natural de las cosas.
Hace
muchos años, en la revista Muy Interesante,
tuve la oportunidad de leer un articulo donde, en una abstracción futurista,
planteaban una ciudad de Madrid deshabitada y relataban infográficamente como
la naturaleza iba recuperando sus espacios naturales, devorando calles y
edificios con el paso de los años.
Todos
somos conocedores de que los bosques abandonados se convierten en selvas
impenetrables, de cómo las aguas de los ríos buscan sus cauces naturales, de
cómo un perro abandonado termina asilvestrado y se parece cada vez más al lobo
que fue su padre primigenio, de cómo aprenden a cazar para sobrevivir.
En
un mundo utópico, donde solo existiesen palomas y gavilanes, la interdependencia se
hace notable, y un aumento de la población de palomas ayuda a la proliferación de
gavilanes, lo que hará disminuir el numero de palomas hasta que la propia población
de gavilanes empiece a mermar por falta de alimento, y esto hará que proliferen
las palomas, y así en un circulo vicioso donde el fin siempre es el principio y
el principio esta condenado al final.
Es
el equilibrio natural de las cosas.
En
estos días asistimos a los intentos de los partidos políticos a situarse “popularmente”
entre su potencial electorado a fin de ocupar las plazas que el poder les tiene
reservado.
En
realidad, presenciamos un hecho que se da en la naturaleza de forma imparable. Las
hiedras se enredan en los árboles, trepan por ellos e intentan robarles el sol,
y los árboles terminan creciendo un poco más para mantenerse por encima de las
hiedras, en una lucha sin vencidos ni vencedores, sino donde unas veces unos estarán
sobre los otros y otras los otros sobre los unos.
Es
la lucha por la sobrevivencia, es el equilibrio natural de las cosas.
En
política es habitual clasificar las opciones como de derechas o de izquierdas,
clasificar a los que la ejercen contra el pueblo o para el pueblo. Ahora se
habla mucho de los de abajo y los de arriba, que es lo mismo, los que están con
el pueblo y los que están contra el pueblo.
Para
que algo se equilibre siempre hace falta un contrapeso, naturaleza contra la intervención
del hombre, palomas contra gavilanes, hiedras contra árboles, los que están con
el pueblo contra los que están con los de arriba…
En
tiempo electoral, nada es lo que parece, y todos quieren acercarse al centro político,
zona donde el numero de votos en juego es mucho mayor, y las derechas nos habla
y nos proponen medidas sociales que no forman parte de sus dogmas mientras las
izquierdas hacen concesiones programáticas a los del otro lado. Juegan, en un
delicado equilibrio, a contarnos medias mentiras y pocas verdades de lo que se
esconde realmente detrás de sus panfletos y carteles propagandísticos, que en
muchas ocasiones ni siquiera se acercan a sus verdaderas intenciones.
Desde
el punto de vista de la hiedra, ellas son las débiles, las de abajo, son las que
sufren la falta de sol, y por eso trepan intentando alcanzar el preciado bien, mientras
los árboles, poderosos, siempre consiguen crecer un poco mas y mantenerse por
encima.
Desde
el punto de vista de los árboles, ellos son los oprimidos, los que las hiedras
pisotean y utilizan para alcanzar el sol, robándoles la posibilidad de
nutrirse.
Difícil
equilibrio, eterna lucha
Netanyahu
pide a Irán que reconozca el derecho a existir de Israel, pero no quiere
reconocer el derecho a existir de los palestinos.
Tratados
de paz conviven con declaraciones de guerra. Allá donde hay palomas, aparecen
los gavilanes, y cuando las palomas se acaban, los gavilanes desaparecen… si
hay diamantes, petróleo o cualquier otra riqueza, llevémonoslos, y cuando se
acaben, allá se pudran… Mientras tanto, cerremos los ojos ante la explotación
infantil, ante los asesinatos y la podredumbre de la corrupción, ante el abuso
y el uso de lo que no nos pertenece…
Guerras
con muertos propios e impropios, con daños colaterales, guerras frías y a veces ardientes. Guerras entre
religiones y fanatismos, muros de concertinas y telones de acero. Unos y otros
luchando por la supremacía, declarando su verdad como única mientras caen vidas
humanas. Violencia machista que los machistas justifican, clasificación de
pobres y ricos, muertos por hambre
mientras sobra comida, gente sin hogar con hogares vacíos, ricos y pobres, los
que viven de la limosna y los que viven de las rentas. Injusticia…
Hay
que votar próximamente, pero… ¿a quién?
Cuantas
mentiras…
Dice
González Pons: «Sacaremos a España de la crisis, aunque suponga daño electoral»
(ABC
4/4/2015) Lo dice transmitiendo un espíritu de sacrificio que me recuerda
al del Jesús de los cristianos, que dicen dio la vida para salvarnos. Pero es
falso, solo es estrategia electoral para mantener el suficiente número de votos
que les mantenga en el poder. Seguirán trabajando por los mismos intereses por
los que vienen trabajando desde que lo alcanzaron, seguirán favoreciendo a
grandes empresas y bancos, seguirán desprotegiendo al ciudadano y coartándoles sus
libertades, seguirán recortando derechos y creando obligaciones, seguirán
desmontando España y vendiéndola en pequeños bocados al hambriento capital, y
lo harán con la frialdad habitual, sin importarles los daños colaterales de
esta guerra de ricos contra pobres…
Pedro
Sánchez, que se nos presenta como adalid de la izquierda, como libertador del
pueblo oprimido, firma pactos que inmediatamente después, en un alarde de hipocresía
recurre ante los tribunales, creando confusión en los que en él veían algo de
esperanza. Deriva hacia la derecha como no podía ser de otra manera, colocándose
en la parte de los poderosos, de los que admiten y permiten la corrupción, de
los que gustan de aforamientos que los protejan y de los que cobran dietas y
salarios de gente rica, de los que gustan de las puertas giratorias y se labran
un buen futuro en los consejos de administración de las grandes empresas que
alguna vez fueron nuestras. No está al lado del pueblo aunque quiera parecerlo.
Ciudadanos,
que es poco más que una rama que le ha salido por la derecha al Partido
Popular, se queda solo negando el
derecho a una asistencia sanitaria universal que solo quieren para los que de verdad son españoles, y que hasta su propia matriz, el PP
ahora quiere, en una demostración de verdadero populismo, devolver a los que previamente
se la han negado.
Podemos,
la esperanza de la izquierda, se llena de errores antes de poder demostrar nada
y nos muestra una cara distinta a la que publicitan, otros como Rosa Diez se
internan en luchas interinas que acabarán destrozando sus pocas opciones políticas mientras se diluye en Ciudadanos.
IU
se desploma partiéndose en pedacitos poco aprovechables y a Vox (afortunadamente)
no se le espera.
Votar
a los mismos seria un error, pero igual el error es votar a quien abandona la
claridad, a quien poco a poco se somete a las estructuras sociales del poder
contra el pueblo que ya conocemos.
En
el fondo, da igual. El tiempo pondrá las cosas en su sitio, y a poco que le
demos un respiro todo volverá a equilibrarse. De nuevo veremos estructuras de izquierda
contra estructuras de derecha, se irán redefiniendo en función de los poderes
de los que estén enfrente y cada uno ocupara su espacio en la necesaria
alternancia política que requiere el mundo moderno.
Los
bosques siempre se convierten en selvas. A poco que los abandonemos.
El
votante, al que muchos tachan de ignorante, es sabio, y sabe que si algo
refuerza una opción política es su abandono. Ante la soledad, los perros se
asilvestran y recuperan parte de su natural ser. Ante el abandono, la izquierda
será mas izquierda y la derecha mas derecha, de nuevo existirán opciones claras
y bien definidas, aunque, cual mártires modernos, nos ha tocado sufrir la actual
indefinición de los partidos. Ese sufrimiento no habrá ya quien lo borre.
No
es mucho pedir que cada uno se defina, y sin mentiras, sean claros con nuestro
futuro, con lo que piensan hacer con nosotros. Que nos cuenten que pasa con los
impuestos de los ricos, con las sicav, con los bancos de alimentos, con los
desahuciados, con los que pasan hambre, con la inmigración, con la sanidad, con
la educación, con las enfermedades físicas y sociales, con la corrupción, con
sus dietas y sus prebendas, con la necesaria transparencia, con sus cuentas y
las de sus partidos, con los derechos sindicales, con la moribunda constitución,
con la independencia de jueces y fiscales, con las tasas judiciales, con
nuestros derechos… que nos cuenten si piensan seguir robando o esto ya va a
parar, que nos digan si van a perseguir de verdad a los ladrones de guante
blanco y si nos van a devolver algo de lo que se han llevado, que nos cuenten
si van a seguir vendiendo trocitos de nuestro patrimonio, si quieren que el
estado esté representado por derechos dinásticos o por designación del pueblo,
que nos cuenten si están dispuestos a deshacer lo malo y trabajar por lo bueno,
que confiesen si están dispuestos a dimitir cuando el pueblo se lo exija, si están
dispuestos a admitir que son empleados públicos y no directores de una
multinacional, que asuman de una vez por todas que los votos que los ponen en
el poder son los verdaderos dueños de la nación y que no se puede gobernar contra
natura.
Algunos
ya sabemos como lo hacen. Otros, aún nos lo deben demostrar. ¿Les daremos la
oportunidad?
Nos
va el futuro en ello…
Hay
que recuperar el equilibrio natural de las cosas.
Jose
Ramiro, bloguero
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