Lo que define la muerte, el
paso definitivo de estar vivo a no estarlo, no es más que una lectura plana del
funcionamiento eléctrico de nuestro cerebro. La muerte cerebral es la autentica
muerte, y mientras el pálpito vital marque el papel continuo de un
encefalograma con líneas a veces sinuosas y a veces abruptas, seguimos estando
vivos, por más que alguno de nuestros otros órganos haya decidido dejar de
funcionar.
El cerebro es por tanto el órgano
fundamental del cuerpo, y es el que, mediante un funcionamiento automático, “precargado”
genéticamente en nuestro sistema neuronal hace que los ritmos vitales se
mantengan, que los pulmones no necesiten de nuestra voluntad para respirar, ni nuestro
corazón para latir, ni que tengamos que controlar el parpadeo o el estornudo. Son
reacciones automáticas que hacen que nuestro cuerpo se desarrolle y vaya envejeciendo
sin que casi nos demos cuenta.
Cierto, que para que la
vida sea completa, lo deseado es que todo el resto de nuestro organismo este en
buen funcionamiento, pero la ciencia, que como dicen los mayores entre los
mayores, avanza que es una barbaridad, ya es capaz de sustituir nuestros
riñones, aunque sea de forma temporal por una maquina externa que cumple
funciones similares, y aunque de forma esclava, nos mantiene con vida; y los médicos,
verdaderos mecánicos del cuerpo humano, saben como “enchufarnos” a un pulmón
artificial, controlar la falta de insulina en sangre, o mantenernos técnicamente
vivos con circulación extracorpórea; y en muchos casos, se opta por solucionar
el defecto de un órgano sustituyéndolo por el de otra persona, normalmente
difunta, pero en buen estado.
Lo que aun no han
conseguido, y no se atisba en un futuro cercano, es la posible forma de evitar
la muerte cerebral, la verdadera muerte, más que como una fantasía de algún
iluminado que cree poder conservar nuestros recuerdos en una especie de memoria
virtual que sería traspasable entre distintos cerebros. Pero eso es una fantasía…
En los países, en los
estados, también existe una especie de sistema orgánico similar en su
funcionamiento al de un cuerpo humano.
Los distintos órganos, son
los ministerios, direcciones generales, secretarias y demás cargos en el escalafón
político, siendo los más importantes, el corazón del gobierno, es decir sus
ministros y el cerebro, su presidente.
Desgraciadamente, a veces,
falla alguno de los órganos, pero como en el cuerpo humano, los técnicos se
encargan de repararlo, muchas de las veces sustituyendo el órgano defectuoso. Si
un director general es un chorizo, siempre puede su jefe superior determinar su
cese y la sustitución por uno nuevo, que a lo mejor, con un poco de suerte,
solo es “morcilla” y dura más que el anterior.
Como en medicina, el único órgano
indispensable es el cerebro, representado por el presidente, y ese, a
diferencia del cerebro físico, si lo podemos cambiar cada cuatro años en las
urnas.
Sobre todo cuando el actual
da un perfil en el encefalograma del gobierno absolutamente plano, muerto como
dirigente.
No hay una sola medida de
este gobierno, ni una sola, que haya ido en la dirección adecuada. Ni una que
no haya levantado protestas en las calles, ni una que haya beneficiado al
pueblo en general, ni una que no nos haya sumido aun más en la miseria y el
desempleo, ni una que haya mejorado la calidad de vida de los ciudadanos, ni el
sistema educativo, ni el sanitario, ni el judicial, ni ninguno…
El teórico encefalograma de
este gobierno no es mensurable, no contiene líneas de ningún tipo, ni sinuosas
ni abruptas, es plano, totalmente plano, síntoma inequívoco de muerte cerebral.
Ahora, ya no se sostiene, y
poco a poco entraremos en un fallo multiorgánico que conduce irremediablemente
a la muerte de todos los órganos, y con ellos del gobierno en su totalidad.
O trasplantamos ahora todo
lo transplantable o el cadáver empezará a oler, en pocos días más.
Y ese tufo a muerto,
inundará la sociedad, abocándonos a una enfermedad social más que peligrosa, la
pobreza, el hambre, las necesidades, el desempleo, la mala educación, y la mala
sanidad, la perdida de nuestros derechos y la cesión de los mismos a órganos traídos
del exterior, que vienen a vigilar el cumplimiento de los deberes impuestos, la
devolución de sus prestamos y el cobro de sus intereses.
Y ese olor, como poderosa
droga, nos traerá aun más las manifestaciones multitudinarias, las protestas a
todos lo niveles, la revolución, el separatismo, el renacer de las divisiones
entre clases sociales, entre ricos y pobres, entre perjudicados y agraciados, el
odio entre iguales, las envidias, los sentimientos de que nos gobierna una
gente déspota e ideológicamente mas cerca del antiguo dictador que de la
democracia que supuestamente rigen…
El despropósito de mantener
con vida lo que ya esta muerto, es una inutilidad. Es como mantener conectado a
maquinas y artificios a un organismo viviente que ya se niega a seguir en este
mundo, es doloroso y manifiestamente cruel cuando la muerte ya ha llegado.
Una mente preclara, como la de José María Aznar,
el visionario de las armas de destrucción masiva, el lameculos de Bush, al que
vimos fumándose un puro en la casa blanca, con los pies en lo alto de una mesa
con una inmensa sonrisa de satisfacción mientras moría gente inocente con su ayuda, (menos mal que no llevaba los calcetines roídos y con “tomates” como Rajoy en algún
acto publico, lo que nos da una idea de su personalidad) ha declarado en algún país
sudamericano que España no se va a romper, que no lo van a consentir… (Que digo
yo que quien es este para determinar que, quien o a quienes hay que permitir
esta o aquella cosa… Opinar es libre, pero esa soberbia le puede, como cuando
dijo que quien era el que le tenia que decir a él cuanto tenía que beber si iba
a conducir…) pero lo inevitables está por llegar. Si alguna comunidad decide
separarse de España… ¿Qué va a hacer nuestro presidente? ¿Mandará al ejército?
¿Quizás por eso las inversiones en armamento se mantienen mientras se recortan
prestaciones a los desempleados o se eliminan derechos de los ciudadanos?
Dicen que la mejor defensa
para la paz es estar preparados para la guerra…Yo no confieso con esa idea
preconcebida, pero puede que este gobierno si…
Cerebralmente muertos…
Jose Ramiro, bloguero
Excelente me gustó me lo llevó al twitter SALUDOS
ResponderEliminarYo ya empecé el duelo.. Tan bueno como siempre el blog
ResponderEliminar