En conversaciones con un
cierto sesgo sexista es habitual, en comentarios de barra, decir que las mujeres
niegan lo que quieren y afirman lo que no desean, viniendo a significar las
supuestas contradicciones de la mente femenina.
Conozco gente,
indecisa en su vida, hombres y
mujeres, que ejercen este comportamiento de forma casi sistemática.
Te convidan a un
restaurante de lujo, de esos que aun llenos de astros solares y más tenedores
de los que realmente se necesitan para un buen yantar, y te ofrecen el plato
estrella de la casa (normalmente unos pocos gramos de algo exquisito reducido a
la mínima expresión, que explota en boca
con un paraíso de sabores y que revienta la cartera del convidante figurando en
la factura a precio de tonelada) y uno dice que no, por más que te apetezca la
obra de arte del chef, y que prefiere otra cosa a fin de salvar la economía del
anfitrión.
No es cosa de mujeres, es
cosa de educación y de sentido común.
En el PP, ente extraño,
pero con un cierto sesgo machista, tienen un comportamiento similar, aunque no movidos
precisamente por la educación y ni tan siquiera por salvaguardar el dinero publico
encomendado para su administración a los componentes de sus gobiernos.
Cuando Mariano dice algo
(véase el programa electoral con el que movieron mayorías en las ultimas), es
para no cumplirlo y cuando lo niega, es para con movimientos enrevesados
terminar haciéndolo. Mentiras y medias verdades…
“Vamos a bajar los impuestos"…
Y los suben.
"Somos el partido de
los Trabajadores"... Por los cojones
"Europa no nos va a
rescatar"...Joder, es verdad, los hemos rescatado nosotros.
"Vamos a crear empleo”... Precario, temporal, a tiempo parcial y con
miserables salarios.
Se acercan elecciones y
aunque sea a nivel discursivo, las promesas de futuro se aproximan cada vez más
a lo que los ciudadanos quieren oír. Se preparan los programas electorales llenándolos
de falsas promesas, que en ningún caso piensan realmente cumplir.
PP Y PSOE se afanan en convencernos
de sus diferencias, mientras en los despachos ya hablan de una Gran Coalición
de Gobierno que les ayude a perpetuarse en el poder.
La deriva hacia la derecha
de los dos grandes partidos cada vez los hace más parecidos, a la vez que la
izquierda de verdad se hace fuerte en utopías difíciles de llevar a cabo.
Pero los programas de izquierda
siempre han de ser, al menos en lo social, ambiciosos, aun cayendo en fantasías
irrealizables.
Defender lo que ya tenemos
es conservador y pretender gobernar para la sociedad, para los ciudadanos, se ve
como antisistema.
Si defender la vuelta a unos
derechos laborales ya perdidos, si defender un salario social para los que nada
tienen, si defender una mayor carga impositiva para los que más tienen, si
pretender que los bancos no roben mediante tretas a los que no pueden pagar sus
hipotecas y dejen de desahuciar a quien no se lo merece, si defender la
auditoria de la deuda, y pretender reestructurarla a fin de poder pagarla si... entonces, Yo soy antisistema.
Hay que luchar para que la
sanidad sea eficaz y universal, para que la justicia sea de verdad
independiente, para que los bancos ganen lo justo y dejen la usura de lado,
para que fluya el crédito, para que la educación este garantizada, para que el
derecho a la vivienda, consagrado en la constitución, sea efectivo, para que
los ricos paguen un poco más, en justa proporcionalidad con los obreros, para
que las empresas repartan socialmente algo de sus beneficios, para que las
energéticas vendan sus productos a precios razonables, para que los que manejan
el cotarro dejen de robar, para que la justicia retome la memoria histórica,
para que los delitos de lesa humanidad se puedan juzgar aquí y en Pekín, para que desaparezcan los aforamientos, para
reindustrializar el mercado, para que los derechos perdidos se recuperen, para
que vuelvan los salarios dignos y las jornadas razonables, para que los
sindicatos sean lo que tienen que ser, para que los poderes del estado
realmente se separen, para que la verdadera democracia impere en este país.
Y desde luego, ver en la próxima
legislatura gobernando a esa camorra de amigos de lo ajeno en la que se han
convertido los partidos clásicos solo seducirá a sus compinches o a los que amparados
en la ignorancia política sean con su voto cómplices del desastre.
Podemos evitarlo
Podemos intentarlo…
Votando responsablemente y
exigiendo el cumplimiento contractual al que se deberían ver obligados por los
programas electorales.
¿Si… o no....?.
Jose
Ramiro, bloguero
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comenta, critica, difiere, discute. Abierto a todo.