Rojos y azules
Siempre se identifican estos colores como la
expresión visual de una identidad política, azules a la derecha y rojos a la
izquierda, aunque esa clasificación, originaria según parece de los tiempos de
la revolución francesa, en realidad pretendía distinguir a los partidarios de
los de sangre azul (reyes y señores de la corte, con sus riquezas y
privilegios) de los de sangre roja (el pueblo, siervos de sus señores y que por
entonces no tenia nada de soberano).
Es evidente que en su concepción original, no
significaba derecha e izquierda sino arriba y abajo, los que mandan y los que
obedecen, aunque el paso del tiempo (y la guillotina, que vino a demostrar que
la sangre que fluye por nuestras venas es siempre roja, seas del estrato social
que seas), ha ido desvirtuando el concepto, relativizándolo a posiciones políticas
que hoy poco o nada tienen que ver (salvo honrosas excepciones) con el
nacimiento de aquella clasificación.
Hoy, pasados ya tantos años, somos más de utilizar
esta clasificación para definir a los que defienden posiciones políticas
liberales de los que las defienden más sociales.
Falta el verde, que dentro del espectro político es
esencial para conformar un parlamento multicolor, asociándose a ese color a los
que defienden políticas sostenibles y respetuosas con el medio ambiente
Estos tres colores, básicos dentro del espectro
visible, y convenientemente mezclados en partes iguales, forman la luz blanca.
Son colores llamados aditivos, ya que la suma entre ellos y en función de sus
proporciones da lugar a cualquier matiz de color que seamos capaces de
vislumbrar.
La suma de luz roja y luz azul nos dará el color
magenta, la del azul y el verde nos dará el cian y la del verde y el rojo, nos dará
el amarillo.
Estos tres colores, magenta, cian y amarillo, se
conocen como complementarios o sustractivos.
Si superponemos luces azules y amarillas, que son
complementarias entre si, a partes iguales, el resultado será la anulación de
la luz. Igual con la mezcla de magenta y verde y de rojo y cian. Las mezclas de
colores complementarios se anulan entre si.
Sin embargo, en tramos temporales como en los que
vivimos estos meses, donde se ha abierto un periodo electoral que va a empezar
en Andalucía y después se extenderá como una mancha de aceite por toda la geografía,
las diferencias políticas tienden a diluirse, y en cada partido, en cada
formación, se va perdiendo la identidad y el color, ofertando en sus programas
mezclas de todos los colores, lo que al final, si las propuestas son aditivas
nos llevaran a la luz blanca, a la claridad y si son sustractivas, de nuevo a
la oscuridad, a una sociedad sin matices, gris…
Con esto, podemos colorear los nuestros pueblos,
nuestras ciudades, nuestras comunidades y nuestra nación políticamente.
A ver, esta claro que el azul (PP) sigue
representando las opciones liberales, que el rojo (PSOE, IU…) las sociales y el
verde (Los Verdes) las sostenibles, pero cuidado… Como ya hemos visto, la
mezcla de rojo y azul forma el magenta (UPyD) y si añadimos un poco más de azul
se forma el morado (Podemos, que definitivamente han elegido mal el color que
los representa, ¿o no?) El amarillismo de otros (Ciudadanos), siempre ha estado
asociado al oportunismo y al aprovechamiento del escándalo (véase como funciona
la prensa amarilla), de manera que solo hay que buscar los colores con los que
se identifican, aunque sea inconscientemente, los partidos para ver, más o
menos de que van…
De nuestros votos depende como pintemos los
ayuntamientos y los parlamentos, aunque si es por el color de las ofertas,
veremos que todos quieren pintar de blanco, erigiéndose en poseedores de una
centralidad política que simplemente, no puede existir, entre otras cosas,
porque para conseguir un blanco puro, la mezcla debe estar limpia, y me temo
que en muchos de los partidos políticos, y no quiero dar nombres, hay mucha suciedad, mucha corrupción
que lo pinta todo de gris oscuro, prácticamente negro… La más pequeña
descompensación en la potencia de los haces de colores teñirán de algún color
nuestro futuro a corto plazo
Pero quería yo hablar de otro color, el cian, o mas
conocido por verde-mar, aunque bien se podría llamar azul-cielo, ya que el
color del mar es reflejo de la brillante
atmosfera azulada que envuelve nuestra tierra (en realidad mezcla de
azul y verde en distintas proporciones)
Es el color que pinta el mediterráneo.
Frontera natural entre Europa y África, es poco más
que un gran lago que conecta con los grandes océanos vía canal de Suez y
estrecho de Gibraltar.
La tectónica de placas, teoría según la que los
continentes flotan sobre un mar de magma y se mueven constantemente unos con
respecto a otros, podría en el futuro convertir esta idea de gran lago en
realidad, cerrando los dos estrechos pasos que lo comunican con el exterior.
Descubriríamos con el tiempo como el calor del sol
terminaría desecándolo, convirtiéndolo en un enorme erial de sal, y bajo esa
inmensa salina encontraríamos la mayor fosa común que seamos capaces de
imaginar.
Diariamente, oímos como lanchas de juguete, pateras
pensadas para el costeo, cayucos y balsas, detritus de antiguos y oxidados cargueros y pesqueros
abandonados ya en su último viaje, abarrotados de gentes del sur, viajando en
montonera, mujeres, hombres y niños y niñas, emprenden un último viaje hacia la
esperanza como único destino, donde infinidad de ellos mueren de frío y hambre, deshidratados y quemados por el
abrasante sol o simplemente ahogados en una loca travesía hacia el primer
mundo. (Otra extraña clasificación, estando probado que la humanidad nació en
África, por lo que el primer mundo es aquel. Este, fue el segundo que
conquistaron aquellos primeros humanos).
Miles (¿millones tal vez?) de cadáveres siembran
las fosas abisales de ese nuestro precioso mar, mientras aquí, nórdicos y
nacionales disfrutamos de paradisíacas playas, en el segundo mundo, que es el
primero, y nos damos palmaditas en la espalda cada vez que rescatamos algunas
de esas vidas condenadas a perderse.
Mientras tanto, llenamos nuestras fronteras de
operativos destinados a no dejarlos salir del gran corral que es ese tercer
mundo, nos preocupamos de que en sus países de origen gobiernen dictadores que
nos vendan sus riquezas, llenamos las finas líneas que nos separan con
concertinas, espinos y agentes de la autoridad dispuestos a matar al valiente
que las supere, devolvemos de manera fría (aunque lo llamen devoluciones en
caliente) y desconsiderada al que solo viene buscando ayuda, esquilmamos sus
riquezas y dejamos que en origen proliferen las enfermedades y la miseria, y
nos vamos diferenciando cada vez más
unos de otros, pintamos nuestra sangre de azul mientras derramamos la suya, que
es roja. Roja probablemente por la indignación de estar condenados en vida a
una muerte segura. ¿Nos extrañará si algún día sacan la guillotina a la calle?
Enorme fosa común de muertos sin nombre, cebo para
los bancos de peces que se alimentan de su carroña y que nos servirán de
alimento en el futuro, de gente que en vida solo aspiraba a… seguir viviendo, y
que terminan sus días ocultos bajo un inmenso y frío sudario de agua salada,
dando forma, poco a poco al mayor osario del mundo.
Hay muertos y muertos.
Los hay que descansan en placidos cementerios con
sus tumbas osarios y columbarios bien iluminados y adornados con frescas flores
y los hay que descansan para siempre bajo las tranquilas pero siempre turbias aguas
mediterráneas, en un lugar siempre lleno de sombras, frío y sin adornos ni
homenajes.
Estos, forman el mayor ejército conocido de
espectros invisibles...
Jose Ramiro, bloguero
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