Tradicionalmente, a mediación
de carrera, los universitarios, siempre tan festivos, celebran “el paso del
ecuador”.
Por asimilación, cuando se
desarrolla un trabajo, una obra, una tarea, cuando la realización esta más o
menos en el 50%, también decimos que estamos en el paso del ecuador de la
misma.
El ecuador, es esa línea
imaginaria que divide nuestro planeta en dos semiesferas imperfectas, ya que
como todos sabemos, la Tierra es más una naranja que una pelota de golf.
Por encima y por debajo de
esa línea, se encuentran otras dos que marcan los Trópicos, el de cáncer al
norte y el de capricornio al sur, y mas alejadas, otras dos, al norte el
circulo polar ártico y al sur el circulo polar antártico.
Las zonas delimitadas por
los trópicos y sus correspondientes círculos polares son las más templadas del
planeta, y la alternancia de inviernos y veranos dotan
al clima de variables que hacen de ellas las más habitables del planeta.
La zona intertropical,
delimitada por los trópicos y cortada por el ecuador, esta permanentemente
expuesta a la mayor cantidad de radiación solar, debido al ángulo de inclinación
del eje planetario, y eso hace que en ella se encuentres también las zonas más áridas
del planeta, los grandes desiertos.
Por un capricho de la
naturaleza, también se encuentran en esa zona grandes selvas y paraísos
naturales, que, debido a los vientos frescos y húmedos provenientes de los
grandes mares, recogen precipitaciones frecuentes, dando así forma a zonas de
naturaleza desbordante en contraste con las grandes superficies donde solo hay desolación.
En estos días, celebramos,
o al menos hay quien ha celebrado, el paso del ecuador de nuestro gobierno.
Han conseguido pasar la
mitad de la legislatura y aquí seguimos.
Nos han hecho viajar con
ellos a un viaje casi sin retorno, llevándonos de la cómoda zona templada en la
que nos hallábamos hacia una zona desértica, ellos en grandes y robustos
todo-terrenos, los demás, como podemos…
Han roto el estado del
bienestar; se han cargado la cultura, la educación, las pensiones, el mundo
laboral, la dependencia, la sanidad, las energías renovables y se van a cargar
la ley del aborto al que comparan con los crímenes del terrorismo de ETA; critican
el matrimonio entre personas del mismo sexo dando amparo a los teólogos mas
extremistas y dan cancha a quien quiere mujeres sumisas; huyen de la memoria histórica,
nos llevan a un pasado de padre nuestro y ave maría purísima antes de iniciar
las clases; endeudan al país para favorecer a los que viven en un paraíso
tropical, lanzan a la intemperie a los mismos que antes han lanzado al paro; expropian
viviendas y se las regalan al “banco malo”, que después las vende a precio de
saldo a fondos de inversión que tributan a un ridículo 1 %; instauran un estado
policial donde restringen incluso el derecho a protestar; legislan a golpe de
decreto y de mayorías (sus mayorías) mientras hacen oídos sordos a las demandas
de los ciudadanos; imponen revalidas como filtro separador de unos y otros,
encarecen las universidades para descartar al hijo del obrero y delimitan quien
pertenecerá en el futuro a la clase dirigente y quien a la obrera; se cargan
las becas e imposibilitan el acceso a la justicia a los no pudientes; imponen subvenciones
a los centros educativos que desigualan niños y niñas, favorecen a la iglesia y
huyen del laicismo que se consagra en nuestra constitución; elevan a patrimonio
inmaterial la sangrienta fiesta de los toros y hacen leyes a medidas de los
grandes magnates; protegen a los suyos y viven dentro de la corrupción, manipulan
a jueces y fiscales, compran opinión, mienten y vuelven a mentir, roban y
vuelven a robar, rompen el país en trocitos comunitarios, niegan la mayor de
los muertos del franquismo, justifican la dictadura, promueven la separación de
clases, se enriquecen y nos empobrecen.
Unos lo hacen, otros lo
consienten.
Si, han pasado el ecuador.
Ahora les queda solo el 50%
de las tareas que tienen en su proyecto de gobierno.
Mejor no pensar que parte
del 100% les queda por realizar.
Camino hacia el desierto. Camino
sin retorno. Aquí no hay vida ni llueve maná del cielo.
Ojala, dentro de unos años (que
ya veo que no somos capaces de quitarlos hasta que llegue el momento de
refrendar en las urnas tanto despropósito), los votos los castiguen.
Sé, que la justicia no lo hará.
Sé, que la alternativa no
esta clara.
Sé, que no hay hoy un
partido político que pueda luchar contra ellos.
De momento, busquemos
refugio. Lo que queda por llegar no será mejor.
Bien nos podían haber
llevado a una zona de exuberante vida, y no hacia la muerte por inanición que
nos espera en este desierto.
Buena fiesta la que se han
montado…
Jose Ramiro, Bloguero
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