Antiguamente,
a los elefantes, rinocerontes e hipopótamos se los encuadraba dentro del orden
de los paquidermos, del griego Pachydermata, o sea piel gruesa, aunque hoy se clasifican
en tres ordenes distintas, proboscídeos los elefantes, perisodáctilos los rinocerontes
y artiodáctilos los hipopótamos.
No obstante, la antigua clasificación los unía por
una característica común que es su gruesa piel, que además, tiene una característica
especial, y es que, a deferencia del los humanos, y en coincidencia con otros muchos
animales como los perros o los cerdos no tienen glándulas sudoríparas.
Los tres nuevos órdenes utilizan otras estrategias
para refrigerar sus grandes cuerpos
Aunque mucho se habla de que los hipopótamos sudan
sangre, en realidad disponen de unas glándulas sebáceas especiales que secretan
una especie de loción protectora de colores rojizo y anaranjado que fluye de
estas gandulas junto con una especie de mucosidad que sirve para estabilizar
ese bronceador natural que les ayuda a mantener su gruesa pero delicada piel de
aproximadamente 2 cm
de grosor protegida de los rayos solares
cuando no andan metidos en agua. Del color de esta secreción viene la leyenda
de que sudan sangre, pero no sudan, no pueden.
Los
rinocerontes, verdaderos acorazados de la naturaleza, tienen una piel gruesa y
llena de callosidades que llega a medir en algunas zonas de su cuerpo hasta 5 cm. de grosor, con lo que
les sirve de escudo incluso ante las balas de los fusiles de caza, que a cierta
distancia son incapaces de atravesarla. Estos animalitos de hasta 3.600 Kg de peso en el caso del rinoceronte blanco
desgraciadamente son miopes, muy miopes, y ven muy poco y muy mal más allá de
los 30 cm
y la curiosidad (ellos no temen a casi nada ni a nadie y rara vez se ven
atacados por los grandes depredadores que ven como sus garras no son capaces de
romper su coraza) los lleva con frecuencia a distancias tan cercanas a los
cazadores donde las armas de fuego son capaces de malherirlos y matarlos. Todo
por la fantasía oriental que da a sus cuernos nasales (su nombre significa literalmente
nariz cornuda) poderes afrodisíacos. Sus cuernos no son de hueso sino de queratina,
como nuestras uñas y pelos, por lo que podríamos considerarlos “pelos gordos”. Estos
se refrigeran normalmente (como hacen los cerdos) con baños de barro para
mantener el frescor en su cuerpo.
Los
elefantes, dependiendo de si son africanos o asiáticos utilizan otras formas
para conseguir refrigerar su cuerpo y mientras en latitudes menos calurosas comparten
el gusto por el baño y embadurnarse en barro (lo cual les ayuda además a librarse
de las picaduras de los insectos, ya que a pesar de que su piel es muy gruesa
es extremadamente sensible) en
latitudes donde el sol es de justicia las grandes orejas del elefante africano
se mueven sin pausa durante todo el tiempo, ya que una compleja red de pequeños
vasos sanguíneos en su interior van así perdiendo calor en la atmósfera. Siempre
que pueden también acuden al barro y el agua como refrigerante.
El
elefante tiene en su desmesurada piel otros rasgos que la hacen única. Sus infinitos
pliegues son otra estrategia natural para aumentar la superficie expuesta al
aire y así conseguir regular su temperatura y en sus patas tienen una increíble
sensibilidad (todos hemos visto en algún numero de circo como son capaces de
palpar un huevo de gallina sin romperlo o posar una de sus enormes patas sobre
la cabeza de algún domador valiente sin causarles daño alguno).
Esa
sensibilidad los hace sentir el transcurrir de un arroyo a kilómetros de distancia
y percibir los menores movimientos sísmicos con anterioridad a otros animales
de la fauna salvaje.
En
la fauna política hay otros tipos de pieles, y especialmente quiero hacer
referencia a una muy especial, la que dice mi poco amigo Floriano (“P”iel “P”epera)
que es insensible, gruesa y acorazada como la de los paquidermos pero insensible ante los clamores populares (me refiero a
los del pueblo, no a los del partido)
Nos
ha faltado un poco de piel, dice en buena camaradería con la camarilla
dirigente de ese partido que ha condenado a España a una penuria de la que, a
pesar de lo que ahora nos quieran contar, tardaremos muchos años en
recuperarnos de ella.
Les
ha faltado piel y sensibilidad con respecto a los enfermos, a los dependientes,
a los jubilados, a los emprendedores, a los trabajadores de la base de la pirámide,
a los desahuciados, a los que pasan verdadera hambre, a los que no tienen
techo, a los que queremos protestar y nos coartan con leyes mordaza, a los
inmigrantes que saltan vayas llenas de cuchillas en busca de un futuro, que
aunque sabiéndolo malo, es mucho mejor que el que abandonan alli detrás.
Les
ha faltado piel para enfrentarse al despotismo de una Europa a la que solo nos
une la moneda única, para defender las necesidades de su pueblo, para ayudar a
que no hicieran falta tantos comedores sociales, para no vender casas
construidas con el dinero de todos para los menos afortunados a fondos buitre
que ahora los ponen al rasero, les ha faltado para negarse a rescatar negocios
privados con dinero publico, les ha faltado para renunciar a su prebendas, a
sus dietas y aforamientos, a sus gastos incontrolados, aunque solo hubiese sido
un pequeño gesto.
Esto es lo que hay... |
En
Andalucía, los que se dicen socialistas también deben tener una piel distinta,
que podríamos llamar “P”iel que “S”olo “O”bedece int”E”reses particulares.
Susana
Díaz adelanta las elecciones en un movimiento estratégico, dicen que alentado
por el propio Felipe González, que debe llevar a la mayoría a su grupo en el
parlamento andaluz.
Dice
la buena señora que descarta pactar con el PP, pero que no le importaría volver
a pactar con IU. Y digo yo, si ese pacto es posible, ¿porqué lo ha roto en vez
de ajustarlo, de negociarlo de nuevo? ¿Quizás porque de verdad quiere ser refrendada en las
urnas y abandonar un puesto que le cayó del cielo? ¿Quizás porque las posturas
y enfrentamientos con sus socios de gobiernos son tan grandes que no se pueden
solucionar?
La
solución al enigma es probablemente que de esta forma blinda el parlamento en
un momento que se sabe vencedora. Posteriormente, le hará la cama a “Pdr Snchz”
y saltará a las nacionales dejando un sucesor marcado a dedo, como lo fue ella
por su antecesor.
Por
cierto, ¿Veremos expulsados a los imputados por los eres por Alaya? Son todo un
gobierno. Ahora seguramente dirán lo que los del PP, que ser imputado no es ser
culpable y eso. Y es verdad. Pero por un mínimo de dignidad política, de
honestidad personal debería hacerlos salir de la estructura de un partido que
se dice honesto.
Triste,
muy triste, aunque no obstante, es lista, muy lista, y además de sus personales
ambiciones políticas, Susana ha blindado, aforado, a los implicados en la trama
de los eres, vaya que por mano de dios los imputen y los vaya a juzgar un juez
normal en lugar de uno de los que se pueden comprar…
Todos,
especialmente PP y PSOE se lamentan del auge de Podemos, los han estado
despreciando desde que empezaron a coger forma, los vituperan y acusan, con mas
o menos razones, pero al único fin de destruir lo que se está construyendo.
La
izquierda, como nunca, sin intentar salvar los extraños matices que la separan,
mientras la derecha, como siempre, haciéndose fuerte en la defensa de “SU” país,
de sus mamandurrias, de sus corruptelas, de sus injusticias…
Julio
Anguita, al que admiro profundamente, dijo ya hace tiempo “hijos míos tenéis lo
que os merecéis” y tenía toda la
razón. Así nos ha ido…
Ahora
dice que la izquierda debe unirse en un frente común para vencer el fascismo impuesto
por estos dirigentes. No le haremos caso, y así nos irá…
Debemos
recordar que nuestra ÚNICA fuerza es el voto, y esa oportunidad hay que
aprovecharla siempre para no tener que lamentarse luego. La de la protesta en
la calle ya ha sido vetada por la Ley de seguridad ciudadana.
Piel
de elefante deberían tener nuestros políticos, resistente a los ataques del
gran depredador de los grandes números y sensible, muy sensible al drama que
los rodea, al nuestro, que no es el suyo…
Termino
de nuevo recordando mi manida frase de que esto… notienearreglo.
Jose
Ramiro, bloguero
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