martes, 7 de agosto de 2012

Un planeta rojo

Cada día me propongo escribir algo alegre y ligero, algo que aligere por lo menos durante un rato la sensación de angustia que genera este tiempo que vivimos.

No lo consigo.

Cuando me pongo a escribir, me asaltan los titulares de la prensa, y los rumores de la calle como si fueran lobos y yo un pobre cordero.

Hoy, la humanidad, ha dado un ¿gran? Paso. Hemos aterrizado en Marte (supongo que se dirá “amartizado”), un planeta lleno de misterios y fantasías, de donde en el pasado venían a invadirnos seres malignos y monstruosos, casi siempre bajitos, cabezones y de color verde (lo cual es una tontería. El mejor color para un marciano seria el rojo, que es el que mejor los ocultaría a los ojos de posibles invasores), pero que en realidad es poco más que un desierto que si algo tiene de bonito es su color rojo, que no se porque, no identifico con el fuego del infierno, sino con términos como solidaridad, altruismos, compasión e igualdad.

Bueno, también tiene grandes valles y altísimas cordilleras que dejan en el mas absoluto enanismo a nuestros colosales picos.

Se trata de averiguar si alguna vez en ese planeta existió agua, y si fue así, si quedan restos de la vida que allí pudo desarrollarse.

Científicamente es muy interesante, porque aunque en un futuro aun lejano, siempre existe la posibilidad de que, en base a la tentación humana de “conquistar todo lo conquistable”, todo lo que no es nuestro y se nos pone al alcance, podamos humanizarlo, y, al final destruirlo, que es lo que mejor se nos da.

También es muy caro. Sin contar con todos los pasos que hemos tenido que dar con anterioridad, este experimento, el actual, lleva ya 2.500.000.000.-$ gastados. A lo largo de su vida, que se le considera de un par de años, cientos, probablemente miles de personas estarán sin quitarle ojo a ese tractorcito tecnológicamente avanzadísimo que va haciendo fotos y recogiendo muestras allá donde se mueve que hemos mandado, viviendo de este e incrementando su costo.

Si la exploración y los experimentos que va a realizar dieran un resultado positivo, podríamos dar por justificada tan alta inversión.

La tierra, el único planeta habitable que conocemos, esta bastante deteriorado después de los abusos a la que la hemos sometido, por lo que evaluar posibles “segundas residencias” no es un mal plan.

Claro, que esos inmensos recursos que estamos dedicando a los caros y tecnológicamente complicadísimos viajes interplanetarios los dedicáramos a “curar” nuestro planeta, igual no hacia falta plantearse, como se que esta en la mente de nuestros preclaros gobernantes, una emigración masiva hacia otro…

Dejar de utilizar combustibles fósiles e iniciar un camino, que se que no es fácil ni claro, por las energías renovables (eólica, fotovoltaica, biomasa, etc.) tendría hoy un enorme costo, pero entiendo que si no gastáramos tanto en “viajes alucinantes” nos lo podríamos permitir.

Claro que significaría la ruina de los grandes productores de electricidad e hidrocarburos, pero, el que algo quiere, algo le cuesta, y ellos, esos grandes productores han ganado, y mucho (y los políticos que han pululado a su alrededor también), durante más tiempo del que podemos recordar.

Nuestros gobiernos no están en esa línea, y se entretienen en incumplir los acuerdos internacionales en cuanto a emisión de gases nocivos para nuestra atmosfera, considerando cada uno de ellos que tiene derecho a ensuciar el trozo de cielo que pende sobre sus cabezas. No se dan cuenta de que, como a los antiguos galos, el cielo, se les puede caer encima.

Pero ellos, están en otras cosas.

Analizan el mundo desde una perspectiva temporal generacional, sin pensar en el futuro ni en la herencia que van a dejar a los nietos de sus nietos.

Viven por y para su tiempo de gobierno y en la mayoría de los casos para sacar el máximo provecho personal y económico de ese tiempo. De ninguna manera viven por y para el pueblo que los eligió.

Es penoso, pero real como la vida misma.

Nos endeudan, apuestan por el petróleo y pelean por el. Favorecen a las grandes multinacionales de la energía y no sienten nada de culpabilidad por el daño que se le está causando a nuestro mundo.

Se sienten los amos. Se saben los amos. Se comportan como amos.

Sus asesores científicos (como el primo de Rajoy) les dicen que no pasa nada, que son fantasías de las mentes poco cultas, que qué es eso del cambio climático, que un vertido de crudo son poco mas que unos hilillos en el mar, que el efecto invernadero y el agujero de la capa de ozono es algo coyuntural y que la Madre Tierra es autoregenerativa…

Se equivocan estos iluminados. El daño que estamos causando YA es irreversible…

Se equivocan…

En un futuro probablemente no muy lejano, si seguimos por donde vamos, Marte seguirá siendo el planeta rojo, y la Tierra, en vez de ser el bellísimo planeta azul que es ahora, se convertirá en un planeta gris, mustio, apagado, muerto…

En fin, otra vez, no me ha quedado alegre. 

Mis disculpas…

Jose Ramiro, bloguero

1 comentario:

  1. Creo q tienes razón en algunas cosas, como en el gasto, pero no olvidemos q sería magistral encontrar vida fuera d nuestro Planta y podr comunicarnos con Ellos, el Dinero tambien lo estan derrochando en cosas inutiles y nos Callamos, la Tierra tien q seguir su curso, malo, por culpa d inectos, pero hay q explrar nuevos horizonts... @jatilanomm,un Abrazo

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