miércoles, 20 de junio de 2012

Algo va a pasar. Y será grave…

Mientras el presidente, cual muñeco de cartón piedra, asiste a la reunión del G20, con el único fin de contarnos lo bien que va todo, los buenos acuerdos a los que ha llegado y desmentir las declaraciones del resto de los integrantes, que van en la dirección de un rescate total a España, su ministro Montoro, dice que España no va a ser rescatada por que no lo necesita.

Los rumores, cada vez más fuertes, en el sentido contrario, ponen en duda la ”seguridad” con que Montoro se agarra a la fantasía de que el PP va a conseguir sacar al país de esta.

Mientras tanto, se siguen acometiendo barbaridades desde el gobierno que terminarán por justificar una verdadera revolución social.

La falta de apoyo a la minería, que no dudo que no es rentable, no se debe hacer en los términos en que lo están haciendo. Es necesario buscar alternativas reales al problema antes de cerrar las minas.

Cerrar las minas de esta manera no puede traer nada bueno, ya que una multitud de familias viven de ese sector y hoy, no existen alternativas laborales para sus componentes.

La industrialización de la zona, la implantación de fábricas y empresas darían salida laboral a los mineros y entonces, solo entonces estaría justificado el cierre de las minas.

Esto no es posible, ya que las cifras de consumo en España no hacen atractivo el país para las grandes empresas, que además, gracias a esa mal llamada “globalización”, encuentran países donde la implantación y el desarrollo de sus empresas se realiza a “bajo costo”, pudiendo traer, aun así, sus fabricados a España y al resto del mundo con muy poco costo adicional en base a los bajos aranceles.

La persecución anunciada por el ministro Montoro de la economía sumergida, sin alternativas en el mercado oficial, ahondará aun más la crisis económica del pueblo, y junto con el aumento de la desprotección (suspensión de las ayudas a los parados de larga duración de mas de 45 años) pone a la sociedad en una posición donde sobrevivir será cada vez más difícil.

Sin políticas activas de empleo, con una corrupción galopante, con un nivel de gasto superfluo agigantado, con un estado que en la práctica está paralizado, no es posible ver una salida a corto plazo.

La indignación de la sociedad es cada vez mas acusada. Todos los días tenemos noticias que nos irritan sobremanera.

No es posible, en la actual coyuntura, gastarse 190.000€ en un cuadro, ni mantener un senado, que por demás, no sirve para nada. No es posible rescatar bancos a costa de los ciudadanos. No es posible permanecer en el círculo vicioso de financiar bancos para que compren deuda soberana. No es posible leer en las noticias que un alcalde se ha subido el sueldo, o que los viajes particulares de algunos personajes se paguen con el dinero de todos. No es posible que el negocio y el lucro sea siempre para los mismos.

No es posible ni admisible.

En toda ley debe prevalecer el objetivo de ser lo menos dañina posible para la mayoría.

Este gobierno, legisla injustamente a la inversa.

Sus leyes y medidas ahondan la desigualdad social, favoreciendo a la sociedad de los ricos en perjuicio de la de los pobres, en lugar de igualar, en lo social, a unos y otros.

Ahora, ya es un planteamiento serio la subida del IVA, uno de los impuestos que menos discrimina entre ricos y pobres, y el aumento de los impuestos sobre gasolina y gasoil tocaran  aun más nuestros ya vacíos bolsillos.

En castilla la mancha, desaparecen las ayudas a los comedores escolares y eso habrá conseguido que niños que antes se sustentaban con ese almuerzo diario, ahora no dispongan de el.

Si hacer esto, todo esto, es ser más europeos, que es el argumento que continuamente esgrimen, yo no quiero ser más Europa, y como yo, supongo que muchos de mis conciudadanos.

No se puede cambiar el bienestar de un pueblo y sus derechos, al capricho de los grandes capitales, esos “Mercados” de los que tanto hablan.

Si es necesario, habrá que cerrarles las puertas, defender unos aranceles justos, que hagan este país una fuente de atracción para la implantación de las grandes multinacionales.

Penalizar las inversiones en el exterior y facilitar las que se produzcan en nuestra tierra. Apostar por energías limpias y baratas. Luchar contra la corrupción y el enriquecimiento ilícito. Protegernos de “Los Mercados”, saliéndonos, si es necesario, de ellos.

Ayudar de verdad a los emprendedores en su carrera por ser empresa, ayudar de verdad a los parados a encontrar trabajo, ayudar de verdad a ese numero ingente de investigadores españoles inventores natos, para que sus patentes se desarrollen aquí y no tengan que buscar alternativas en otros países, ayudar de verdad, y en definitiva a reactivar la economía exigiendo a la banca un compromiso social por el desarrollo.

Cambiar el formato de nuestro país, y reconvertirlo de un “país de servicios” a un “país de producción y exportación”, apostando fuertemente por la I+D., apostando por el futuro.

Dejar quebrar los bancos no es tan malo.

Es seguro que habría pequeños ahorradores perjudicados, pero los grandes perjudicados no los serian estos, sino los inversores y accionistas, los que han puesto su dinero en planes de inversión, lucrativos cuando salen bien. Si ahora han salido mal, era un riesgo asumido.

Los accionistas de los bancos, eran, o deberían haber sido conscientes de los que significa serlo. En el mercado de las acciones a veces se gana, a veces se pierde. Ese es el mundo de la empresa.

Por tanto, si tienen que quebrar, que quiebren y que se exijan las responsabilidades de sus gestores por esas quiebras.

Cuando una pequeña empresa, gasta más de los que ingresa y entra en situación de quiebra, ni el estado ni los bancos acuden en su rescate.

Por el contrario, los administradores, si realmente su gestión ha sido la causante de esa quiebra, se verán, con toda probabilidad ante los tribunales, y responderán con su patrimonio presente y futuro al perjuicio que hayan podido ocasionar.

Si hay que rescatar a alguien, es al ciudadano español, que cada día lo tiene más difícil.

No es digno de este país, no solo no juzgar a los culpables reales de la quiebra del estado, -bancos y políticos que han gastado o prestado sin freno durante estos años- si no además “proteger” su futuro con pensiones agigantadas que darían de comer a familias enteras durante largos periodos.

No es justo, que un desempleado se quede sin ayuda mientras se sigue gastando a manos llenas y mientras los salarios de políticos, banqueros, consejeros y demás calaña suman cifras espeluznantes (varias veces la suma de un salario normal y a veces muchas veces ese salario)

No es justo que sigan los desahucios mientras se plantea rescatar a los bancos y no a los desahuciados.

No es de justicia que al amparo de una mayoría parlamentaria, hoy ya dudosa, hagan y deshagan sobre los derechos de los españoles, hasta de los mas elementales.

Que jueguen con la salud, con la educación y con el empleo de la gente es suficiente motivo para esa indignación creciente.

Que se toque los derechos más fundamentales, hará sin duda que el pueblo tome medidas.

La privatización de esos derechos, los convertirá en privilegios, donde solo se beneficiarán de ellos los privilegiados: las altas capas de la sociedad, seguirán teniendo acceso a buenos colegios, buenas universidades y buenos hospitales. El resto, las capas medias y bajas terminaran siendo socorridos por la beneficencia y la limosna. Buen caldo de cultivo para una revolución.

Una situación de este tipo, implica necesariamente que el gobierno se someta a la confianza de su pueblo, y de no hacerlo, el pueblo, más temprano que tarde, le retirará esa confianza en la que ahora están parapetados.

Si no se remedia, algo va a pasar. Y será grave…

Jose Ramiro, bloguero

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