viernes, 17 de agosto de 2012

Fruto de verano


El estío tiene como principal característica ser tiempo vacacional.

Las playas se llenan de gentes ansiosas de refrescarse en el mar y los pueblos viven el regreso de sus hijos en una migración anual que los trae de nuevo al seno familiar que un día los vio partir.

Las tiendas de souvenirs hacen el agosto y bares, restaurantes y chiringuitos se convierten en puntos de reunión de personas que, durante unos días, tienen poco que hacer más que disfrutar de un merecido descanso y charlar con los amigos que, año tras año, eligen los mismos lugares para el reencuentro y el divertimento.

Los escaparates de las fruterías y los mercados se llenan de los frutos de nuestros campos, vestidos de llamativos coloridos que nos llaman  y nos tientan con sus múltiples formas y sabores. Sandías, melones, melocotones, higos chumbos, las primeras uvas, peras y manzanas, y toda una suerte de frutos exóticos se nos muestran, cual arco iris, en una verdadera explosión de la naturaleza, que nos muestra su capacidad para sorprendernos cada año, entregándonos sus tesoros y dejándonos disfrutar de sus productos. Productos de la tierra… Y también frutos del mar, buen marisco y mejor pescado copan la oferta gastronómica de nuestras marineras costas. Tierra y mar que, el ser humano, el ser más dañino para la naturaleza esquilma y deteriora cada día.

Es en estos meses también cuando políticamente la nación descansa. Los dirigentes desconectan unos días y cierran hasta los juzgados. Todo es serenidad…

El verano, trae siempre, en un país como el nuestro, país de servicios y en el que el turismo es uno de sus motores fundamentales, una mejora en el numero de contratados que vienen a cubrir las necesidades de tantos y tantos visitantes.

Esta cifra, la de los contratos temporales que nos traen estos meses, siempre es utilizada por el gobierno, sea del color que sea, para hacer una especie de campaña de automotivación, donde nos cuentan año tras año que todo va mejor. En realidad es un espejismo, que con el paso de los calores del verano se desvanece en la nada, devolviendo esas cifras a la cruda y dura realidad.

Pasados los calores, con la vuelta a nuestros lugares de residencia habitual, de nuevo nos enfrentamos a la situación de paro insostenible que nos lastra en nuestro desarrollo y hunde la economía del país.

En estos últimos días estamos viendo como los valores bursátiles se recuperan ligeramente y como la prima de riesgo nos parece estar dando un respiro, pero esto, es parte del espejismo, que con la llegada de tiempos más frescos irá desapareciendo de nuestro horizonte.

Vivimos tiempos difíciles, no solo en España. La crisis de la zona euro no es más que la punta de un iceberg que amenaza con hundir la sociedad tal y como la conocemos.

Resurgen con fuerza sentimientos nacionalistas, las grandes potencias, “chulean” a las pequeñas, y hacen demostraciones bélicas de su poder.

Enfrentamientos verbales, que de momento lo único que hieren son sentimientos, pero que con más facilidad de la que pensamos, pueden empezar a cosechar victimas, muchas, muchísimas victimas inocentes

Malos tiempos, donde en oriente medio se cuecen lentamente las semillas de nuevas guerras, donde los países que tienen allí intereses empiezan a prepararse para “salvarlos”, donde el odio y las envidias hacen renacer un ambiente prebélico que, con toda probabilidad terminara con algún país en ruina y muchos muertos.

Muertos de batallas sin sentido que solo buscan, al final, el dominio de las riquezas naturales que se esconden bajo las tierras de aquellos países. Son batallas económicas donde se lucha por el dinero, maldito invento humano.

Es una historia que se repite y a la que el hombre no ha sabido dar solución.

En España, estamos lejos de todo eso. Hoy, con nuestros propios problemas ya tenemos bastante.

Cifras de paro que de nuevo nos asustarán, malas opciones para el crecimiento económico y un disparatado gobierno que no tiene muy claro si debemos ser “rescatados”, que va dando bandazos con declaraciones contradictorias y mintiendo al pueblo… Ya Rajoy, en su presentación como candidato, hace años, de la mano de Aznar, expresó ese “savoir faire” que lo caracteriza, donde siempre deja abierta sus decisiones a cualquier posibilidad. Así, es fácil no equivocarse, siempre dice si…. o no.

No voy a repetir las maldades del gobierno que padecemos, que ya ha sido fruto de muchas de mis líneas, pero esa indecisión, esa duda permanente, la mentira y la ocultación, no son “políticamente correctas” y no ayudan a salir del caos actual.

Esto que ahora vivimos, estos momentos de relajación y descanso, de serenidad en los mercados y de bajada de la prima de riesgo, son fruto de verano, y con su final, desaparecerán. Y volverán las crispaciones, la  rabia a las calles, las protestas del pueblo y la semilla de la discordia. Volveremos a tomar conciencia de nuestra realidad, del mal gobierno, de los abusos, del nepotismo de esta gente, de los despiadados recortes, de la derechización de nuestra sociedad.

Volveremos a cosechar el fruto de nuestra elección en las urnas…

Todos los frutos, hasta los más llamativos, los que se visten de bonitos colores y aromas para seducirnos, terminan por pudrirse…

Jose Ramiro, bloguero

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