Hace muy poco, uno de los
lectores de este blog me pedía que la próxima entrada en el mismo fuese algo más
alegre de lo que suelen ser.
Se que la visión que
transmito de la actualidad esta pintada de pesimismo, pero es que por más que
me esfuerzo en encontrar algo positivo en este maremagno de noticias siempre
desfavorables, no soy capaz de encontrar ese puntito que pueda ayudarme a
escribir algo distinto de lo que habitualmente escribo.
Varias veces he iniciado
un relato lleno de ironías y malos chistes con el único afán de sorprender al
lector y hacerle ver que si, que puedo escribir de otra forma.
Varias veces, tras
delinear mis textos en la pantalla he fracasado
Cierto que podría escribir
sobre las victorias de la selección española, o sobre los medallistas olímpicos,
o del gran piloto que es Alonso, o incluso, haciendo un ejercicio de
positivismo, hablar de mi familia, de lo feliz que me siento día a día, de lo
que quiero y de lo que me quieren, de la risa y de los efímeros momentos de
felicidad que se produce cuando estamos toda la familia junta, disfrutando y disfrutándonos,
de mis reuniones con amigos y de los momentos intrascendentes que pasan cuando
estas en el cine, en el teatro, o en algún magnifico espectáculo que te ayuda a
desligarte, a separarte, aunque sea momentáneamente de la cruda y cruel
realidad.
Pero no, cuando intento
escribir sobre esos momentos felices, siempre me asalta la verdad, el mundo en
el que estamos inmersos, las injusticias, el abuso, la corrupción, las políticas
antisociales, la prevaricación de nuestra elite gobernante, el desapego y la
distancia con la que viven los difíciles momentos por los que nos están haciendo
pasar.
Nos cuentan en ABC que la
crisis no es tan crisis, y para convencernos nos ilustran con un video
realizado con esa intención por la prestigiosa firma Grant Thornton, firma que
nos presentan como multidisciplinar y que presta servicios de asesoramiento
financiero y auditoria fiscal, que debo suponer han realizado por mandato de
alguien y previo pago, ya que gratis, este tipo de empresas no trabaja, en el
que nos cuentan que viéndolo desde otro punto de vista, lo que de verdad ocurre
es que España va bien. Y nos cuentan como Repsol e Iberdrola están construyendo
un gran parque eólico en escocia, o como Albertis y Ferrovial gestionan los aeropuertos de Londres,
Orlando o Bogotá, nos cuentan que el país el año pasado recibió mas de
cincuenta millones de turistas y que es un país lleno de oportunidades...
Eso que describen tan
bonito es el negocio de grandes multinacionales o superempresas del sector de
las infraestructuras, sociedades de capital, que se mueven por el mundo con
soltura, y que traen a España solo una ínfima parte de sus ganancias. Poco mas
que el trabajo de unos cuantos contables que asienten en sus voluminosos libros
contables las ganancias de esos negocios que como manda la ley del desfalco,
unas pocas cifras irán en "A", y la parte del león no llegará a España,
se quedará en paraísos fiscales o asomará tímidamente en hojas de calculo Excel
como contabilidad paralela o "B" y la parte blanca del asunto, esa
que paga impuestos terminará en SICAVS tributando a un miserable 1%. La mano de
obra del fastuoso parque eólico será escocesa, y la gente que trabaja en esos
famosísimos aeropuertos son de cada una de las naciones donde residen. No es
mano de obra española la que se emplea en esos menesteres, y no seria de
extrañar que el titánico proyecto de llevar un AVE a la Meca no termine fabricándose
en Francia o quien sabe si en Corea o en China. Solo los altísimos ejecutivos
de esas empresas que viajan en primera clase o en jets privados en un ajetreo
casi siempre sin justificación tendrán al final una buena recompensa por los
trabajos realizados, a veces, también desde la caja “B”…
Sn duda podría alegrarme
de estas noticias que económicamente pintan tan bien, pero de verdad que no
soportan el más mínimo análisis
País de oportunidades
dicen que somos...
¿Para quien son esas oportunidades?
¿Para el obrero en paro y
sin prestaciones? ¿Para el pequeño empresario que lucha por poder pagar sus
impuestos? ¿Para los que duermen bajo los soportales de nuestras calles? ¿Para
el inmigrante que nada tenía y todo lo dejó en busca de un futuro mejor? ¿Para
los recogidos en centros benéficos y dormitorios sociales o para los que
devoran los restos de comida de los cubos de basura?
No. Ese país que nos
describen es un país de oportunidades para los grandes. Un país que atrae
inversiones en base a los bajos costos salariales y a la facilidad de despido,
que trae turistas, y muchos afortunadamente, por que la vida aquí es
sustancialmente mas barata que en otros países del entorno, y porque la situación
de la primavera árabe, que se empieza a convertir en un verano que agosta las tímidas
medidas de democratización de esos países no hace aconsejable el turismo por
aquellos lares.
En Egipto, uno de nuestros
grandes competidores, los hermanos musulmanes, ahora en el poder, se enfrentan
a la diatriba de hacer caso a los salafistas que piden que se introduzca en su
carta magna, que andan redactando en estos momentos, la Sharia o ley islámica,
si esa que permite cortar la mano a un ladrón o lapidar a una adultera, la que
relega a la mujer a poco mas que el papel de madre y la tapa con tupidas velas
para evitar el pecado. Quieren que lo recoja su constitución, y de esa manera
blindar su aplicación, hacer de la ley coránica la ley de los hombres, mezclar una
vez mas lo humano con lo divino. En estas circunstancias es casi normal que una
importante cifra de turistas haya decidido cambiar su destino y visitar
nuestros baratos bares y nuestras buenas playas.
Pero no es un buen dato
para las economías domesticas, el aumento de inversión de las grandes empresas
sin duda genera trabajo, pero precario, mal pagado. Nada que ver con las
condiciones de antaño. Ese aumento de la oferta laboral lo provoca el
abaratamiento de los costes sociales, la facilidad de despido y los salarios
tercermundistas, y el aumento de turismo es un espejismo que a poco que se
calmen los ánimos en el norte de África y en oriente, cuando la seguridad tome
las calles de Méjico o Colombia, cuando la estabilidad vuelva a las playas
caribeñas, desaparecerá, o cuando menos disminuirá sensiblemente, como fuegos
de artificio.
Los políticos españoles,
que no puedo evitar pensar que en general, y salvo muy honrosas excepciones son
corruptos, protegen un sistema que favorece a amigos y compañeros de
operaciones ilícitas, venden sus favores a precios casi de saldo y mantienen
una camarilla de designados a dedo que usurpan los pocos recursos que le quedan
a la hacienda publica. Los fondos europeos, que han llegado a España a raudales
han conseguido aumentar la tasa de ricos y de capitales ocultos en paraísos
fiscales, han enriquecidos a banqueros y empresarios de renombre y poco han
dado al pueblo, al que de llegar, siempre han llegado los despojos del enorme festín
dinerario de estas ultimas décadas.
Grandes proyectos, enormes
infraestructuras que más que necesitarlas el pueblo se acometen por puro
prestigio político, para ser más que el vecino, y en la mayoría de los casos para
beneficiar a los amiguetes de turno, a los amigos del alma que pagan los
favores de formas oscuras y enrevesadas. Si pensamos que un político se vende
por unos miserables trajes, o por un bolso aun de la mejor de las marcas de
lujo, seguramente estamos equivocados, hay otras formas de pagar y de cobrar
que desde la visión callejera del asunto, el pueblo no llega a distinguir.
Muchos de los que pasan
por la política terminan con puestos de consejeros y asesores en empresas que
los utilizan para traficar con sus influencias. Muchos de ellos pasan de ser
simples personas de clase media a inmensamente ricos. Muchos de ellos acumulan
capitales en recónditos países que nunca confesaran la propiedad de los dineros
guardados. ¿Alguien piensa que Aznar o González aportan algo distinto a cambio
de sus suculentos salarios? ¿De verdad hay un solo español que crea que el
puesto de Undargarin en Telefónica era en premio a sus facultades laborales?
¿Alguien cree en la independencia de la judicatura? ¿Alguien sospecha que el
poder legislativo no esta en manos de los poderosos? ¿De verdad alguien piensa
en la verdadera necesidad de cientos de asesores colocados a dedo?
Pésima imagen la de la marca España, por más
que algunos imbéciles de turno se entretengan en vender mentiras
Pego aquí el texto
completo de la traducción de un artículo publicado por Stefanie Claudia Müller, corresponsal
alemana en Madrid y economista, el pasado 6 de septiembre en varios periódicos
económicos alemanes y que amablemente me han hecho llegar y que seguramente
muchos ya habrán leído.
Esa, la que describe con
crudeza Stefanie es la
verdadera España, esa es la foto que se dibuja de nuestro
país en los foros internacionales. Esa es la realidad, por más que aquí la
disfracemos de crisis. Son el engaño y la corrupción los que nos tiene metidos
en este boquete, del que, o mucho me equivoco, o solo nos sacara una revolución
popular.
Esa, es nuestra verdadera
España...
Jose
Ramiro, bloguero
Articulo
completo de Stefanie Claudia Müller (Traducción)
Hoy, 6 de septiembre, se encuentran en Madrid los
gobiernos de Alemania y España, acompañados de un nutrido grupo de empresarios,
y donde seguro hablaran sobre las
condiciones para poder otorgar más ayudas financieras a España o a su sistema
bancario. En los dos lados se ha elevado el tono en los últimos meses y es con
gran expectación que España espera ahora la decisión que va a tomar el Tribunal
Constitucional alemán, que esa sí es crucial, el día 12, sobre la conformidad o
no del rescate europeo y las obligaciones derivadas para los alemanes.
En Alemania crece la crítica contra la supuesta
"mentalidad de fiesta" de los españoles; en España los medios cada
vez son más negativos con la supuesta dureza de la canciller Merkel.
Pensamos que la situación es mucho más compleja de lo
que presentan ambos gobiernos y la mayoría de los medios. España no es Grecia,
pero España puede ser un paciente crónico si Alemania, junto con Europa, no
contribuye a solucionar sus verdaderos problemas.
España no debería recibir más dinero sin que se
cambie a fondo el sistema político y económico, hoy en manos de una oligarquía
política aliada con la oligarquía económica y financiera, y sin que se aumente
la participación ciudadana real en las decisiones políticas.
Para no perpetuar la crisis y endeudar a los
españoles durante generaciones, el Gobierno español debe reformar a fondo la
administración de las comunidades autónomas y los ayuntamientos, en su mayoría
en bancarrota y completamente fuera de control, sometiendo a referéndum el
modelo de Estado.
Este tema es la clave del futuro de España, porque
las regiones, ayuntamientos y diputaciones son los responsables de los dos
tercios del gasto público -234.000 millones frente a 118.000 el Estado en
2011-, excluyendo la
Seguridad Social -23.000 millones-, y este gasto se realiza en condiciones de descontrol, despilfarro y
corrupción totalmente inaceptables.
Las razones verdaderas de la crisis del país, en
consonancia con lo dicho, nada tienen
que ver con salarios demasiado altos -un 60 % de la población ocupada gana
menos de 1.000 euros/mes-, pensiones demasiado altas -la pensión media es de
785 euros, el 63% de la media de la UE-15- o pocas horas de trabajo, como
se ha trasmitido a veces desde Alemania.
A España tampoco le falta talento, ni capacidad
empresarial ni creatividad. Tiene grandes pensadores, creativos, ingenieros,
médicos excelentes y gestores de primer nivel.
La razón de la enfermedad de España es un modelo de
Estado inviable, fuente de todo nepotismo y de toda corrupción, impuesto por
una oligarquía de partidos en connivencia con las oligarquías financiera y
económica, y con el poder judicial y los organismos de control a su servicio.
En España no existe separación de poderes, ni
independencia del poder judicial, ni los diputados representan a los
ciudadanos, solo a los partidos que los ponen en una lista.
Todo esto lleva también a una economía sumergida que
llega al 20% del PIB y que frena la competencia, la eficacia y el desarrollo
del país. Además, detrae recursos con los que podrían financiarse educación y
sanidad.
Las ayudas para España, igual que para otros posible
candidatos de rescates, no deben ir a bancos ya casi en bancarrota y
fuertemente politizados. En la CAM, el Gobierno ha comprometido 16.000 millones
de dinero público en lugar de cerrarla; en Bankia, 23.000, y el Ejecutivo acaba
de darle 5.000 millones urgentemente para cubrir pérdidas en vez de cerrarla, y
además de forma tan extraña que despierta todo tipo de recelos.
¿Por qué se ha utilizado el dinero de los españoles
(FROB) en vez de esperar los fondos de la UE? Es lícito suponer que la razón es
la siguiente: los bancos no quieren que
la UE investigue sus cuentas.
Control estricto y duras condiciones. Ya el caso de
Grecia ha demostrado que las ayudas europeas tienen que estar vinculadas a un
control estricto y condiciones duras. Esas condiciones no pueden solamente
representar recortes sociales o subidas brutales de impuestos, como hace ahora
el Gobierno de Mariano Rajoy con la excusa de Europa. Se tiene que cambiar más
en España que cortar gasto social, que de todos modos es mucho más bajo que en
Alemania, y hay otros gastos infinitamente más relevantes que se pueden
eliminar. Además, los casos de corrupción resultan tan escandalosos, incluso en
el propio Gobierno, que uno solo puede llegar a una conclusión: el dinero de
Europa no puede ser manejado por personas tan increíblemente venales.
La pasada semana el ministro de Industria Soria -imputado también por corrupción
urbanística en Canarias- acusó al ministro de Hacienda en el Consejo de
Ministros de favorecer descaradamente a la empresa líder de renovables, Abengoa,
de la que había sido asesor, en la nueva regulación de estas energías, que
reciben más de 7.000 millones de euros de subvenciones anualmente. Y Rajoy, al
que entregó una carta probatoria, ni
dijo ni hizo absolutamente nada.
No puede permitirse por más tiempo este nivel de
corrupción, y menos aún a 17 regiones funcionando como estados independientes,
con todos los organismos multiplicados por 17, desde 17 servicios
meteorológicos a 17 defensores del pueblo, con 200 embajadas, 50 canales de TV
regionales en pérdida, 30.000 coches oficiales o 4.000 empresas públicas que
emplean a 520.000 personas, creadas específicamente para ocultar deuda y
colocar a familiares y amigos sin control ni fiscalización alguna. En conjunto,
unos 120.000 millones, equivalentes al 11,4% del PIB, se despilfarran
anualmente en un sistema de nepotismo, corrupción y falta de transparencia*.
Y con esto se tiene que acabar, entre otras cosas,
porque ya no hay dinero.
Los últimos datos de las cuentas públicas conocidos
la pasada semana son escalofriantes. El déficit del Estado a julio ascendió al
4,62% del PIB, frente a un déficit del 3,5% comprometido con la UE para todo el
año (del 6,3% incluyendo regiones y ayuntamientos). Pero lo realmente inaudito
esque España está gastando el doble de lo que ingresa. 101.000 millones de
gasto a julio frente a 52.000 millones de ingresos, y precisamente para poder
financiar el despilfarro de regiones y ayuntamientos, que no están en absoluto
comprometidos con la consolidación fiscal.
El tema del déficit público es algo que roza la
ciencia ficción, y que ilustra perfectamente la credibilidad de los dos últimos
gobiernos de España.
En noviembre de 2011, el Gobierno dijo que el déficit
público era del 6% del PIB; a finales de diciembre, el nuevo Gobierno dijo que
le habían engañado y que el déficit era superior al 8%, y que se tomaba tres
meses para calcularlo con toda precisión. A finales de marzo, se dijo que
definitivamente era del 8,5%, y ésta fue la cifra que se envió a Bruselas. Dos
semanas después, la Comunidad de Madrid dijo que sus cifras eran erróneas y el
Ayuntamiento de la capital igual… el déficit era ya del 8,7%.
Sin embargo, la semana pasada el INE dijo que el PIB
de 2011 estaba sobrevalorado y, con la nueva cifra, el déficit era del 9,1%;
dos días después, Valencia dijo que su déficit era de 3.000 millones más; o
sea, que estamos en el 9,4% y las otras 15 CCAA y 8.120 ayuntamientos aún no
han corregido sus cifras de 2011.
Lo único que sabemos es que están todas
infravaloradas. El déficit real de 2011 puede estar por encima del 11%, y en
2012 se está gastando el doble de lo que se ingresa. Como dice el Gobierno de
Rajoy, “estamos en la senda de convergencia”. Y es verdad… de convergencia
hacia Grecia.
Claramente, la joven democracia española tiene
todavía muchos déficits de representatividad y de democracia que deberían
interesar a la
canciller Merkel y también a Europa, si queremos evitar una
Grecia multiplicada por cinco y salvar el euro. Esto es lo que ha hecho posible
el despilfarro masivo de las ayudas europeas, con una asignación disparatada de
las mismas, a pesar de que estas ayudas han supuesto una cifra mayor que la del Plan Marshall
para toda Europa.
Es frustrante que a causa de este sistema oligárquico nepotista y corrupto se destroce talento y
creatividad y que ahora muchos jóvenes se vean forzados a trabajar fuera,
muchos en Alemania. Esa situación nos ha
llevado a una distribución de riqueza que es de las más injustas de la OECD. La antaño fuerte clase media española está siendo
literalmente aniquilada.
Resumiendo: no es una falta de voluntad de trabajo,
como se piensa tal vez en algunos países del norte de Europa, lo que hace que
España sufra la peor crisis económica de su Historia. Es un sistema corrupto e
ineficiente. La crítica del Gobierno alemán y sus condiciones para un rescate
de España se deberían concentrar en la solución de esos problemas. En caso
contrario, solo conseguirán que una casta política incompetente y corrupta
arruine a la nación para varias generaciones.
Stefanie Claudia Müller es corresponsal alemana en
Madrid y economista.
Me pasa igual que a ti. La indignación invade mi vida y el movimiento de cabeza de izquierda a derecha orientada hacia el suelo con los ojos intentando mirar el techo, se está convirtiendo en un tic.
ResponderEliminarTodos estamos indignados, y confío en el poder del pueblo llano, ese que se alza contra las injusticias. Por mí no pasarán, y no es que tenga fé, creo en mi capacidad para aportar y contribuir al cambio. Dadme una metralleta, porque muerto el perro se acabó la rabia. Yo si soy capaz de renunciar a lo que tengo, que es poco, por el bien mayor. Sin medallas, nadie se lleva nada cuando fallece, pero al menos intentaría acabar con el perro que provoca la rabia.
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