domingo, 1 de diciembre de 2013

La letra con sangre entra



Eso debe pensar nuestro muy religioso ministro del interior, Jorge Fernández Díaz, que como seguramente se educo en un colegio del Opus (Este es el que compara el aborto con los crímenes de ETA), donde en tiempos (eso a los curitas siempre les ha dado mucho morbo, en el fondo tienen algo de sado en su interior) se utilizaba la regla o la vara de olivo para amansar a los estudiantes, piensa que así es como se debe educar a la ciudadanía.

Su nueva ley de “seguridad ciudadana”, vuelve a sobrepasar lo razonable para un ministro de un gobierno supuestamente democrático.

Descataloga delitos de falta para convertirlos en infracciones administrativas (impidiendo de esta forma la tutela judicial) que conllevan multas de hasta 600.000,00.-€.

Sanciones que impondrá directamente el policía de turno, cualquier policía, sin que tenga que mediar juez alguno en la sanción, solo amparada por la palabra de un policía, cualquier policía que, como no, vale mas que la de un ciudadano protestón.

Contempla esta ley siete infracciones muy graves, 31 graves y 20 leves, sancionadas desde  los 30.001,00.-€ hasta los 600.000,00.-€ las muy graves, desde 1.001,00.-€ hasta los 30.000,00.-€ las graves y desde 100,00.-€ hasta los 1.000,00.-€ las leves.

Por supuesto, todas estas sanciones administrativas pueden recurrirse en un juzgado, claro que mediando el pago de tasas que ya nos colaron en otra de sus cuidadas y pensadas leyes para impedir el normal desarrollo de las libertades.

A partir de ahora, todos estamos expuestos a que por el simple capricho de un policía (recordemos que su palabra es ley, indiscutible, y con mas valor que la nuestra) podemos ser sancionados hasta con 600.000,00.-€.

Por ejemplo, si durante la celebración de una corrida de toros, que han elevado a patrimonio cultural inmaterial, me diera por protestar y dar unos gritos o proclamas contra tan miserable espectáculo, un policía, cualquier policía, puede decidir que es una grave perturbación del orden publico y sancionarme con mas de medio millón de euros, que además si recurro, me costara las tasas judiciales impuestas por el otro muy creyente.

Si se me ocurriera intentar impedir, o simplemente estorbar a un agente judicial que viene a desahuciar a un vecino de su casa porque el banco, uno cualquiera, con o sin razón, lo ha demandado por falta de pago, aunque no haya tenido en cuenta las posibilidades reales de pago de mi vecino, y un policía, cualquier policía lo decide, pues treinta mil euros de multa.

Si participara en un scrache, con la simple y llana intención  de entregar una petición popular a un político de esos tan populares, y un policía, cualquier policía lo decide, pues  treinta mil euros de multa.

Si se me ocurriera interrumpir una misa, pues treinta mil euros de multa, si tropiezo y caigo sobre una valla que haya puesto la policía para ”proteger” una zona y me ve uno de ellos, cualquier policía, hasta mil euros de multa.

Policía "identificando" a un manifestante
Si en una manifestación un policía de esos que si pueden ir encapuchados y hasta sin identificar me grita algo como ¡aparta de ahí cabrón! Y se me ocurre contestarle, ¡No, hijo de puta!, me cascaran mil euros de sanción, ya que el si tiene derecho, ya que esta velando por la seguridad ciudadana, a insultarme, vejarme, atizarme en toda la cabeza si así le parece con su disuasoria porra, aunque vaya encapuchado, aunque no sea posible identificarlo, y yo, tengo la obligación, como buen ciudadano de someterme, de identificarme y no entorpecer su labor, que por no identificarme, me puede sancionar por obstaculizar la labor de la policía hasta con treinta mil euros.

La letra con sangre entra, que piensa el personaje este.

Quizás es lo que realmente deberíamos pensar los demás, que la letra con sangre entra y terminar de una puñetera vez con esta farsa de “gobierno popular”, de un gobierno que lacera nuestros derechos mas fundamentales y coarta hasta el absurdo la libertad de expresión, que impide el derecho a la manifestación democrática de nuestros deseos, que nos lleva a la discriminación sexual en los colegios, a una educación que es cualquier cosa menos laica, que ha empobrecido al pueblo y lo ha retrotraído a épocas franquistas y a un estado de derechos absolutamente torcidos y retorcidos.

Ley mordaza la han llamado algunos…

Desde luego esto ya no se arregla con manifestaciones, que pronto serán imposibles dados los importes a pagar por la simple opinión de uno de sus perros de guardia.

Esto solo se arregla ya con sangre…

Hay que salir a la calle con la idea fija de que estamos en guerra, ellos contra nosotros, y no hablo de derechas y de izquierdas, no distingo colores entre el rojo y el azul.

Son los que tienen el poder contra el pueblo sometido

El daño es a toda la sociedad.

Solo se salvan sus privilegiados escogidos, políticos de cualquier bando, que solo se encaran en sede parlamentaria, que en tascas y pasillos se ríen los chistes unos a otros y se vanaglorian del poder conseguido, empresarios que pagan sus corruptelas y les ofrecen jubilaciones de oro, curas y religiosos que a través de ellos están montando un estado inquisitorial y algunos jueces afines

Solo derramando sangre se puede solucionar que esta casta de ladrones, corruptos y desvergonzados, endiosados en el poder permanezcan inmunes.

La letra con sangre entra…

Supongo que la expresión fantasiosa de mi escrito, de un alzamiento popular contra la mafia gubernamental, política y religiosa de este país llamado España, (cuidado con ofender su bandera o cualquiera de sus símbolos, que cuesta hasta treinta mil euros, y por cierto, no se si pronto el aguilucho ese de dos cabezas será considerado de nuevo símbolo nacional) también será considerada una falta administrativa, y el capricho de cualquier agente de “su ley” me lo puede hacer pagar caro, muy caro.

Y es que no aprendemos, ni con sangre… aunque ellos, lo van a intentar

Jose Ramiro, bloguero

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comenta, critica, difiere, discute. Abierto a todo.